Entró de puntillas. Sin hacer ruido. Abrió la puerta del Mallorca SAD junto a un grupo de empresarios mallorquines. Entonces, en el verano de 2003, su participación era de un millón de euros. Ayer, tres años después, aquel consejero se convirtió en el dueño casi absoluto de la entidad. Vicenç Joan Grande Garau (Es Pont d'Inca, 1952) toma el poder absoluto del club. El presidente dio ayer un golpe de timón en la travesía de la SAD balear con una operación que le convierte en el dueño principal de las acciones y que finiquita la aventura del Grupo Zeta en el club once años después de embarcarse. Grande, en una jornada maratoniana, adquirió los títulos de la Familia Asensio (20%) y de Francisca March (9'1%) ampliando su pastel en el consejo de administración hasta el 78 por ciento. Miquel Vaquer (14'1%) José Miguel García (5'29%), Joan Buades (0'88%) y una serie de pequeños accionistas completan el accionariado del Real Mallorca. Desde su incursión en el club en el verano de 2003, en aquel proceso de mallorquinización, el presidente ha invertido ya en la SAD balear una cantidad cercana a los 10 millones de euros y su cuota se ha ido incrementando paulatinamente en estos tres últimos años desde el 8% inicial al 78% que controla desde ayer.
Además de confirmar su nueva posición dentro del consejo de administración, del que causaron baja Francisca March y los dos representantes del Grupo Zeta, los consejeros aprobaron las cuentas del ejercicio y se anunció una Junta General de Accionistas para la primera quincena de diciembre. En dicha Junta, el consejo de administración aprobará la operación acordeón, es decir, la reducción y posterior ampliación de capital, por un valor que oscilará entre los 4'5 y 6 millones de euros. A partir de entonces, el club activará toda su maquinaria para activar sus cuentas económicas. Cabe recordar que a finales del pasado mes de mayo, el consejo de administración aprobó la reducción al 50% del valor nominal de las acciones para enjugar las pérdidas. El club se ha visto obligado a realizar la operación acordeón, reducir a cero, para cubrir las cuentas con una nueva ampliación.
La jornada resultó eléctrica. Desde primera hora de la mañana, los consejeros se citaron para exponer su punto de vista. Vicenç Grande dio el primer paso al adquirir los títulos de Francisca March, que ni siquiera acudió al consejo de administración. Posteriormente, el club comunicó una demora en la reunión de dos horas y anuló la comparecencia del presidente que había anunciado con anterioridad. Entonces, los acontecimientos se precipitaron. Al filo de las ocho de la tarde, Vicenç Grande acudía al ONO Estadi para prender la mecha de su revolución. Tras casi dos horas, al filo de las diez de la noche, el presidente dio la cara para desvelar los detalles de una operación que le deja como el dueño casi absoluto del paquete accionarial y que abre una nueva era.
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