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Once años, un mes y diez días después, la familia Asensio abandona el Real Mallorca SAD. El sueño de Antonio Asensio Pizarro se ha prolongado de forma ininterrumpida desde su desembarco en aquel 22 de agosto de 1995 hasta el pasado lunes, cuando los representantes del Grupo Z vendieron su paquete accionarial al presidente Vicenç Grande. Su estancia dentro del consejo coincide con la etapa más prolífica en la historia de la entidad. Las sonrisas han iluminado el camino del club durante las doce últimas temporadas, diez de ellas en la máxima categoría.

Con Z en el despacho, el Mallorca ha conquistado los dos títulos que adornan sus vitrinas: la Supercopa de España (1998) y la Copa del Rey (2003). Además, ha disputado la final de la Recopa de Europa (1999); su nombre ha figurado en la competición más prestigiosa del mundo, la Liga de Campeones, y en dos ocasiones ha cerrado el campeonato de Liga en la tercera plaza, codeándose con los clubes más grandes del fútbol español. Pero la dimensión no ha afectado sólo al ámbito deportivo. El equipo ha crecido socialmente; el número de peñas se ha multiplicado por tres y se han sentado las bases del futuro con una Ciudad Deportiva emblemática.

La invasión de la familia Asensio se produjo en el verano de 1995, cuando adquirió el 83'47% de las acciones a cambio de unos 100 millones de pesetas. Con el equipo en Segunda División y Bartolomé Beltrán en la presidencia, el club llegó con un mensaje optimista, acompañado por una espiral de fichajes. Pero el Mallorca se quedó en el intentó y cayó en la promoción de ascenso ante el Rayo después de protagonizar una espectacular remontada. Al año siguiente, en Vallecas, un centro de Stankovic y un remate de Carlos propició el regreso a la nobleza, tras cinco años en el infierno. Desde aquel 29 de junio de 1997, el Real Mallorca escribe a diario las páginas más brillantes de su existencia. Los pinceles de Héctor Cúper, Luis Aragonés o Gregorio Manzano han dibujado las mejores obras. El fallecimiento de Antonio Asensio Pizarro en 2001 provocó un cambio de rumbo. Poco a poco el Grupo Z se fue desmarcando de la entidad y en el verano de 2003 comenzó a preparar su salida. Su cuota de poder descendió desde prácticamente el 98% hasta el 20%. Ha sido testigo pasivo de la actualidad mallorquinista en el último trienio. El pasado lunes, once años después, finiquitó su aventura y pasó a engrosar una galería reservada a la leyenda mallorquinista.