El Bunyola afronta esta temporada lo más parecido a una misión imposible. En plena revolución del voleibol nacional y con la Federación tratando de reenganchar al Barcelo y al Madrid a este deporte, el equipo mallorquín se ha encontrado en medio de una liga muy competitiva y con un presupuesto muy reducido. Ascender es casi una utopía y mantenerse va a ser tremendamente difícil por las nuevas condiciones. Pero si la temporada pasada se consiguió, ¿quién dice que no pueda ser?
La Federación no quiere que haya un salto tan grande entre la Superliga y la Liga FEV y ha creado una categoría intermedia para la próxima temporada. Así, que la «segunda división» constará de un solo grupo más competitivo y con mayores presupuestos, próximos a los de Superliga. La consecuencia inmediata es que este curso seis equipos descenderán y visto el potencial del resto de conjuntos del Grupo A, donde militará el Bunyola, no va a resultar sencillo.
El Bunyola va a tener que medirse con tres recién descendidos, el Andorra, L'Illa Grau y el Sant Pere i Sant Pau de Tarragona, y con el Fútbol Club Barcelona que lidera Cosme Prenafeta. Parece claro que estos cuatro equipos van a disputarse las primeras plazas y que el resto tendrán que pelear por el quinto y el sexto lugar.
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