Luis Aragonés, dando indicaciones durante un entrenamiento de la selección española.

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Jenaro Lorente|ESTOCOLMO
España afronta ante Suecia un partido vital en el camino hacia la fase final de la Eurocopa y para el futuro de Luis Aragonés como seleccionador, puesto del que será apartado casi con total seguridad si su equipo cae derrotado. Es, por tanto, el primer «match ball» que deberá salvar el técnico. El segundo llegará cuatro días después en el amistoso ante Argentina en Murcia.

Que Luis no seguirá en el banquillo español en caso de derrota en Suecia es algo que se palpa en el ambiente, a pesar de que Jorge Carretero, el portavoz federativo, se empeñe en afirmar lo contrario. Carretero ha comunicado con insistencia a los periodistas desplazados a Estocolmo que Luis Aragonés seguirá en su puesto «pase lo que pase ante Suecia» y el propio técnico se encargó de confirmarlo en la conferencia de prensa previa al partido. «Es algo que ya he hablado con el presidente», dijo Luis.

Pero la realidad indica otra cosa bien distinta y se hace muy difícil admitir que un nuevo tropiezo de la selección en forma de derrota sería salvable para Aragonés, quien ya no resistiría la presión popular. La cuestión está en saber si presentaría la dimisión o si sería destituido por Angel María Villar. Por eso, ha surgido el debate sobre el contrato que Luis tiene apalabrado con la Federación, que no firmado.