Jorge Lorenzo rueda sobre el asfalto de Estoril durante la jornada de ayer. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

TW
0

Fernando Fernández (Portugal)
Su cometido va más allá de los entrenamientos oficiales. Las expectativas de Jorge Lorenzo se orientan hacia la carrera del domingo, pero antes toca seguir entrando en los libros de historia y mantener el tipo en los entrenamientos oficiales. En Estoril, el balear de Aprilia enseñó las uñas, pero se quedó a 75 milésimas de la pole provisional, que fue a parar a manos de un Hiroshi Aoyama que hizo volar su KTM sobre el asfalto de Estoril y reivindicó un papel estelar dentro de las últimas funciones del Mundial 2006.

El nipón fue el animador de una sesión en la que Lorenzo y Dovizioso volvieron a ser, además del foco de todos los objetivos y miradas, los dos actores principales. El 48 comenzó irregular, como la tanda misma, que se vio detenida a los pocos minutos de arranca pues una alcantarilla mal colocada cerca depiano de uno de los tramos del circuito obligó a todos a regresar al box.

Dovizioso era el primero en lanzar un mensaje al resto, pero en especial a Jorge Lorenzo. El del Humangest firmaba el primer gran tiempo de referencia (1:44:381), medio segundo por debajo del que servía a Lorenzo para tomarle el pulso a la pista y al resto de pilotos implicados en la lucha por el triunfo parcial. Las alternancias entre el también italiano Roberto Locatelli y Hiroshi Aoyama fueron una constante durante algunos minutos. Hasta que Lorenzo dijo basta.