Jorge Lorenzo levanta el puño para saludar a los aficionados presentes en el circuito. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Lleva toda una vida soñando con este día, con un momento que será irrepetible. Para Jorge Lorenzo Guerrero y para el deporte balear. Por primera vez, un piloto de las islas puede proclamarse campeón del mundo de motociclismo y la cita vale la pena (12:15 horas). Mallorca se paralizará para vivir una jornada que puede entrar en los anales y las miradas estarán depositadas en el vetusto Circuito de Estoril.

Todo ello puede producirse si el portador del 48 logra acabar el Gran Premio de Portugal por delante de Andrea Dovizioso o por detrás de él a partir de un cuarto puesto. Esas dos combinaciones le permitirán recoger el testigo de Dani Pedrosa y pasar a formar parte de la leyenda. Pero por delante restan 108,732 kilómetros, un espacio que le permitirá hacerse más grande o aplazar la fiesta hasta dentro de dos semanas, en el Circuit de la Comunitat Valenciana.

Veintisiete puntos son un margen amplio para manejar ante un Andrea Dovizioso débil en los entrenamientos y que agota su penúltimo, más bien último, cartucho en lo que es una crónica de una muerte anunciada desde que Jorge le adelantó en la general antes de las vacaciones de verano (Sachsenring). El récord de "poles" deberá compartirlo, al menos, dos semanas más con Anton Mang, pero eso de lo de menos.