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Fernando Fernández |ESTORIL
La Lorenzomanía es ya una moda que se ha extendido por su tierra natal a toda velocidad. Y la mejor muestra fue la presencia masiva de aficionados procedentes de la isla en un desplazamiento fuera de los normales: Cheste, Montmeló y Jerez. Más de medio centenar de seguidores mallorquines cogieron su moto, atravesaron la Península y acabaron su viaje en la orilla atlántica. ¿La excusa? Ver en directo un Gran Premio y poder ser testigos de la mayor gesta en toda la historia del deporte del motor en Balears.

El grueso se ubicó en la Tribuna E, en la zona más alta del circuito. Allí, las banderas de Mallorca ocupaban un lugar notable y se dejaban ver entre una marea de aficionados ataviados con la indumentaria de sus ídolos. Entre Rossi, Capirossi o Pedrosa, la «senyera» se hacía un hueco. Los más afortunados se instalaron en la grada principal, aunque otros andaban dispersos por el paddock y otros rincones de la instalación.

Toni Gelabert fue el coordinador del grupo más numeroso, que comprendía 44 seguidores y 37 motos, que después de un viaje en barco se adentraron en territorio luso para disfrutar de su deporte favorito. Desde Son Sardina, Pla de Na Tesa y otros rincones de la isla, Lorenzo no estuvo solo en Estoril. Estaba como en casa, aunque el desembarco masivo puede llegar dentro de apenas unos días en el Circuito Ricardo Tormo de Cheste.