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ÍCARO JOVENT PALMA (6+18+14+19):Siiri Nuutinen (5), Laura Fernández (4), Esther Morillo (3), Cris López (5), Sara Muñoz (4), -cinco inicial- Susanna Rinta (14), Noelia Otero (2), Marta Díez (9) y Silyta Thomas (11).

18 de 57 en tiros de dos puntos, 3 de 11 en triples y 12 de 15 en tiros libres. 37 rebotes (23 defensivos y 14 ofensivos) y 23 faltas personales.

OLIS SÓLLER (29+30+16+20):María Moreno (12), Silvia Lara (13), Laura Villaescusa (16), Nuria Ramiro (5), Gisela Vega (29), -cinco inicial- Paola Ferrari (12), Cristina Odriozola (8), Alicia González (0), Bari Matemalas (0), Sonia Roca (0) y Vero Sáiz (0).

25 de 40 en tiros de dos puntos, 10 de 22 en triples y 15 de 32 en tiros libres. 41 rebotes (30 defensivos y 11 ofensivos) y 14 faltas personales.

Àrbitros:Terreros y Marín. Sin eliminadas.

S.Ripoll
La historia se volvió a repetir y el derbi mallorquín de la Liga Femenina 2 volvió a volar hacia la Vall. El Olis Sóller obtuvo la victoria más contundente que se recuerda en un partido de la máxima (57-95) y lo hizo a costa de un Ícaro Jovent Palma desconocido. Un equipo el de As García al que no le salió nada en una tarde para olvidar.

Y en buena parte gracias a Gisela Vega. La pívot internacional argentina anotó 29 puntos, capturó 16 rebotes, dio 2 asistencias y robó 3 balones. Todo eso y un tapón le convirtieron en la estrella del partido y en la pesadilla del Ícaro Jovent, en el que regresaba Sylita Thomas tras descartarse a la lesionada Hoogendam. Si Vega era la cara, Siiri Nuutinen era la cruz. A la interior finlandesa se le acumulaban los problemas y era su compatriota Susanna Rinta la que daba la cara en un partido difícil.

No comenzaron bien las cosas para las palmesanas, que se vieron sorprendidas por un arranque espectacular del cuadro dirigido por Jorge Méndez, que aumenta hasta diez sus victorias en partido oficial en el derbi, por cero del bando de sa Indioteria. Un 0-11 con una gran Vega y un 6-29 al final del primer cuarto eran bastante aclaratorios de cómo iba a desarrollarse el choque. Mientras al Olis Sóller todo le iba de cara, el Ícaro Jovent tenía que hacer frente a una batería de problemas que surgieron sobre la marcha.