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Tolo Jaume
El velódromo de Sant Ferran acelera. El ritmo de las obras ha mejorado sensiblemente las perspectivas negativas que se aventuraban hace unos meses, aunque los responsables de la construcción todavía tienen trabajo por delante. Auguran que la pista podrá ser presentada antes de que acabe el año 2006 y, de momento, el edificio sur es el que se encuentra más adelantado. El ritmo al que se produce la metamorfosis de Sant Ferran es el adecuado, según señalaron las fuentes consultadas por este periódico, pero tampoco se quieren lanzar las campanas al vuelo ante una situación en la que actúan muchos factores. El buen tiempo ha echado una mano en el proceso de recortar los retrasos y en breve se procederá a la instalación de los pilares sobre los que se colocará la cubierta, una cubierta que se elevará hasta una altura aproximada de dieciséis metros y tendrá una superficie que rondará los 16.000 metros cuadrados en sustitución de la cúpula de 32 metros que se proyectó inicialmente.

El edificio sur es el que se encuentra en mejores condiciones, puesto que en él ya se han empezado a realizar los compartimentos, la canalización y se ha desarrollado la ventilación. Cabe destacar que en esta infraestructura quedarán ubicados un restaurante-cafetería, dos locales comerciales, las oficinas de dirección y coordinación de los diferentes eventos, la sala de conferencias y la sala vip. Otro de los puntos en los que se evoluciona es en la zona donde quedarán los peraltes, puesto que el proyecto irá creciendo hacia el centro del óvalo. Es precisamente la complejidad del proyecto la que obliga a cumplir los procedimientos establecidos. La necesidad de crear el aforo para 5.000 espectadores y el óvalo precisan de un trabajo integral en el que no se han establecido prioridades específicas, ya que la meta es crecer de forma uniforme para garantizar la presentación de la infraestructura esencial a finales del presente año.

Uno de los problemas que se han subsanado tras un verano bastante movido ha sido el ruido producido por el trabajo nocturno. Las obras en plena noche para acelerar el proceso de construcción, que arrancaron con problemas de licencia, supusieron quejas vecinales. Sin embargo, los responsables de la obra han minimizado los decibelios superada la medianoche y al mismo tiempo se han visto beneficiados por el aumento del trabajo en el interior, por lo que la propia estructura es la que reduce el ruido. Otra de las ventajas de las que ha gozado la construcción del velódromo han sido las condiciones climatológicas. La meteorología ha sonreido a los responsables de la obra, ya que la escasez de días de lluvia ha propiciado que se pudiera ultimar la puesta a punto con una mayor continuidad. Las jornadas de trabajo han gozado de mayor regularidad, por lo que también se ha minimizado el retraso que propiciaron los cambios en la dirección técnica y el posterior derrumbe del forjado de una grada.