Jorge Lorenzo, en una imagen captada ayer en Cheste. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Fernando Fernández (Valencia)
En un deporte en el que hay en juego tantas cosas en apenas cuarenta minutos, las estrategias están al orden del día. Tanto que en una lucha individual entre Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo por la lucha por el Mundial de pilotos de dos y medio, los fabricantes, Aprilia y Honda, han querido decir la suya. Es el caso de los italianos, que tras ver frenadas sus expectativas en el Gran Premio de Portugal, trazaron en el mismo circuito de Estoril el libro de ruta a seguir de cara a la última prueba del año.

Con trece puntos de ventaja y muchos pilotos inmersos en batallas individuales, la factoría de Noale optó por hacer piña y pedir a todos sus hombres que cerraran filas en torno a Jorge Lorenzo. Giampiero Sacchi, responsable del área de competición del Grupo Piaggio, no escondió este catálogo de intenciones al afirmar que «se ha hecho bien el trabajo, pero nos falta acabarlo y todos tenemos que poner de nuestra parte».

El propio Lorenzo dejó ver esa posibilidad instantes después del final de la prueba de Estoril, cuando públicamente no negó que «agradecería que me echaran una mano, pero espero no necesitarla». Enseguida se pusieron en marcha los mecanismos de auxilio y las reuniones, el ir y venir de un motorhome a otro era constante en la tarde de ayer. Aprilia ya tiene el título de marcas asegurado en el cuarto de litro, después de dos temporadas de dominio abrumador de Honda, y quiere rubricar su venganza completando un año excelente con Jorge Lorenzo como mejor piloto de 250. A ello deben unirse los entorchados de Alvaro Bautista y la firma italiana en 125 centímetros cúbicos.