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Fernando Fernández|VALENCIA
Pocos saben manejarse tan bien en situaciones límte como Andrea Dovizioso. El italiano llega a la última prueba del Mundial de 250 centímetros cúbicos con una desventaja de trece puntos respecto a Jorge Lorenzo (276 por 263) y casi todo perdido. Pero la historia nos habla de un piloto capaz de dar la campanada en el momento menos esperado y de precedentes que invitan a ser cautos. Formado en las minimotos, sus precoces victorias en el Campeonato de Italia júnior, con apenas 12 años, le llevaron a dar el salto al Europeo de velocidad de 125 centímetros cúbicos.

En su edición de 2001 coincidió con Jorge Lorenzo, y ya por entonces la rivalidad se podía adivinar. Tanto que en una de las mangas disputada en la República Checa, el de Forli superó en una carrera vibrante al mallorquín, que por entonces se convirtió en el piloto más joven en ganar una prueba del continental al hacerlo en Braga. Era una temporada de presagios y, aunque el 48 no llegó con opciones de hacerse con la corona, sí lo hizo el actual piloto del Team Humangest Honda.

La cita era en Cartagena y su compatriota Andrea Ballerini lo tenía todo a su favor. La única posibilidad que podía dar el título a Dovi era que su rival no puntuara y él firmara, como mínimo, un quinto puesto. Jorge no tuvo suerte y no pudo acabar la carrera, pero lo mejor estaba por llegar de la mano de los italianos que se jugaban la corona continental. Y es que una avería mecánica dejaba fuera de combate a Ballerini, que mantenía tímidas opciones que pasaban por un pinchazo del otro Andrea.