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A.P.|SHANGHAI
Rafael Nadal repasa el curso 2006 y analiza sus opciones de ser número uno del mundo. Considera que ahora mismo depende más de Federer que de él mismo y afronta este Torneo de Maestros como un premio. «Federer ahora mismo no es mi liga». Así de rotundo se manifiesta Rafael Nadal cuando le preguntan por el número uno. «Pienso que debo cogerlo como un modelo. Federer ha mejorado mucho de los 20 a los 24 años. Más allá de que el tenga un don para jugar a tenis, hay que tomar esa referencia y seguir aprendiendo». Pero el mallorquín parece difícil de intimidar pese a que el suizo se está mostrando intratable. «Es posible que el efecto Federer hiciera que jugadores como Ferrero, Roddick o Hewitt, que peleaban por ser el número uno tiraran la toalla porque cuando te encuentras con un jugador así es fácil perder la fe. Yo lo que quiero es que no me pase a mí. Llevo un año y medio como número dos del mundo y sé que si me mantengo a este nivel la oportunidad llegará, pero por el momento no hay que volverse loco por el número uno».

«Desde el US Open hemos cambiado cosas para ser más agresivos. Ha habido que cambiar no sólo la manera de jugar, sino también la mentalidad, muchos factores. Estamos haciendo lo que hemos creído que era mejor para el futuro y ahora lo que debemos hacer es tener fe en lo que estamos haciendo. Cuando salto a la pista salgo convencido de que es lo mejor que puedo hacer porque si sales confiado lo haces, pero si sales con dudas en los momentos importantes acabas bajando los brazos», dijo el manacorí sobre su cambio de juego.