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El Mallorca vuelve a la realidad de la Liga con la satisfacción del deber cumplido. El grupo balear se reencontrará esta tarde con sus viejas obligaciones después de armarse de moral en la Copa y pondrá a prueba su capacidad de supervivencia en un partido con pinta de trampolín. Los de Manzano, que ya demostraron ante el Athletic que su catálogo de recursos ha crecido de forma notable esta temporada, visitan la base de operaciones del Getafe con la intención de hilvanar su tercera victoria consecutiva lejos de la Isla. En el caso de conseguirla, el equipo se metería de lleno en la pelea por los puestos continentales y se desmarcaría de una vez de los objetivos más conformistas (Coliseum Alfonso Pérez, PPV, 17.00 horas).

No hay dudas de que el Mallorca pasa por un buen momento. Tiene problemas para marcar y su juego se atasca muy facilmente, pero ha dejado de ser aquel rival blando y limitado que se venía abajo a las primeras de cambio para convertirse en uno de los invitados más incómodos del torneo. Apoyado en una defensa de granito y en el oficio de sus jugadores más experimentados, el conjunto isleño se ha liberado de las cadenas que le imponía la clasificación y se ha forjado un carácter que le permite aspirar a todo en cualquier momento. Lo ha demostrado a lo largo de las últimas jornadas y lo refrendó el miércoles, jugando con diez y cuesta arriba. Ahora, la plantilla es consciente de que si controla sus propias lagunas tiene un sitio garantizado en la primera mitad de la clasificación y hoy se enfrenta a un test ideal para comprobarlo.

El Mallorca no dobla la rodilla desde el 1 de octubre y acumula 426 minutos con la puerta cerrada, pero delante se encontrará a un bloque muy parecido que disfruta de un ciclo dorado en la elite. El Getafe, anclado de lleno en la zona UEFA con tres puntos más que los insulares, es también uno de los equipos menos goleados de la competición y una de las formaciones más descaradas de este inicio de curso. De hecho, el Pato Abbondanzieri aún no ha encajado un solo tanto como local y el dominio de los azulones en su estadio es casi absoluto, dos datos que ponen de manifiesto la dificultad a la que se enfrenta la escuadra rojinegra en su asalto a la cima del campeonato. Uno de los grandes enemigos del Mallorca esta tarde será la resaca copera. Los hombres de Manzano estuvieron ciento veinte minutos sobre el terreno de juego al máximo de revoluciones y podrían acusar un esfuerzo que, en el caso de su oponente, fue practicamente nulo. En cualquier caso, el técnico tratará de oxigenar al equipo dándole entrada a sus hombres más frescos y apurará las fuerzas del plantel, ya que la enfermería le ha concedido una nueva tregua y el volumen de bajas vuelve a ser el lógico y habitual.