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Fernando Fernández
Sobre el parqué fue el Palma Aqua Mágica en el que hizo buena la estadística y aumenta su particular cuenta de triunfos en el clásico del baloncesto mallorquín (4-2) en su era contemporánea. Pero la sensación con la que muchos se marcharon el viernes en Son Moix era la de que el deporte de la canasta ya es capaz de mover masas. No se recordaba una escena así del Palau más que en grandes citas que, para el baloncesto en cuestión, se remontan a aquellos días de gloria del Patronato.

Las hinchadas de Palma e Inca ofrecieron su particular recital de color y ruido que hizo del Palau una cancha inexpugnable, algo que el Drac estuvo a punto de hacer trizas cuando el crono apuraba sus últimos minutos. Más de tres mil almas van a hacer reflexionar a muchos sobre la viabilidad de la ACB, aunque si algo quedó claro es que los dos equipos LEB están de moda.

Cambio de papeles. Las dinámicas de Aqua Mágica y Drac eran bien distintas. Simétricas, para ser más exactos, antes de su primer cruce oficial. La última vez que el Inca pasó por Son Moix, barrió de la pista a su eterno rival. Pero el panorama ha cambiado y los protagonistas son muy diferentes. Los de Jareño llegaban con sólo dos victorias en las seis últimas jornadas (León y Breogán) y necesitados de un plus de confianza ante su hinchada tras recibir un duro golpe frente al Alerta Cantabria (71-72).