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Sergio Martínez Ballesteros (Burjassot, 1975) se ha ganado un asiento entre los grandes de la Liga. El central llegará el domingo en Tarragona a su partido número 250 en Primera división y se reafirmará como uno de los jugadores que más kilómetros acumula, no sólo en el Mallorca, sino también en todo el campeonato. El Búfalo, que es como le conocen cariñosamente sus compañeros de vestuario en Son Bibiloni, celebrará la marca personal en una cita marcada en rojo que podría condicionar el futuro a corto plazo del conjunto bermellón. Ballesteros llegó al ático del fútbol nacional a bordo del Tenerife, al que se incorporó en el mercado de invierno de la temporada 1995-96 procedente del Levante. Debutó frente al Racing en El Sardinero de la mano del alemán Juup Heynckes y aunque en ese curso disputó sólo seis partidos, se asentó de lleno en la caseta del conjunto canario y permanecería allí hasta el verano de 2000, justo después de cerrar la primera y única campaña que ha pasado en Segunda a lo largo de la última década. Después firmó por el Rayo Vallecano, pasó por el Villarreal y vino a parar a Mallorca en el año 2004 gracias a la insistencia de Floro.

Como jugador del Mallorca ha pasado por todo tipo de situaciones en poco más de dos años y aunque ahora circula por uno de los tramos más apasionantes de su etapa en la Isla, también ha tenido que superar momentos muy duros y amargos. El valenciano ingresó este verano en la nómina de capitanes del Mallorca y un par de meses más tarde se ha destapado como el segundo jugador más experimentado de la plantilla, sólo superado por Toni Prats. Ultimamente su nombre ha aparecido en las quinielas de los seleccionables por Luis Aragonés, pero hace un año su situación era diametralmente opuesta. Cúper le defenestró después de que fuera expulsado dos veces en muy poco tiempo, desapareció rapidamente de las convocatorias y estuvo a punto de salir del Mallorca por la puerta de atrás. Su experiencia con el argentino ha sido una de las que más le han marcado y eso que a lo largo de su trayectoria ha trabajado con técnicos de la talla de Artur Jorge, Víctor Fernández, Carlos Aimar, Juan Manuel Lillo o Víctor Muñoz.

Afortunadamente, la vuelta de Manzano y la posibilidad de jugar junto a Nunes le rescataron del anonimato el pasado mes de febrero y desde entonces ha tenido un comportamiento impecable. La prueba más evidente es que no ha vuelto a ser expulsado desde el día 2 de octubre del 2005, cuando Medina Cantalejo le envió antes de tiempo al vestuario del Bernabéu. Y es que a pesar de la fama de duro que arrastra, Ballesteros sólo ha sido expulsado en seis de sus 249 actuaciones. A día de hoy, es un tipo fundamental para los intereses de la SAD balear y los números así lo acreditan. Es, junto a Navarro, el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos de la Liga y se ha convertido en uno de los futbolistas más queridos en la grada del ONO Estadi.