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El mallorquín Rafael Nadal, que por primera vez en su carrera jugará los cuartos de final del primer grande del curso, señaló tras vencer a Andy Murray en cinco sets y clasificarse para los cuartos de final del Abierto de Australia que no tuvo ni un solo momento de tranquilidad y que se vio «con el agua al cuello». No obstante, la victoria representa una importante dosis de moral para el mallorquín, que llegaba a la cita después de haber jugado uno de los mejores encuentros en lo que va de curso ante el suizo Wawrinka. Y es que la progresión del balear en la pista del Rod Laver Arena se ha hecho evidente con el paso de las jornadas, lo que le permite afrontar la decisiva segunda semana de competición con todas las garantías. El manacorí desplegó un juego brillante en algunas fases, pero reconoció que el juego de su rival le obligó a emplearse a fondo renunciando en algunas ocasiones a hacer concesiones a la grada. «No he llegado a jugar tan bien como para disfrutar. No tuve ni un momento de tranquilidad como para irme en el marcador», reconoció Nadal quien admitió que no lo vio claro hasta el final del enceuntro: «Todo el rato ha sido luchando muchísimo, con el agua al cuello. Pero son de los partidos que uno recuerda luego».

Nadal, que se lanzó al suelo para festejar la victoria sobre Andy Murray y mostró prácticamente de inmediato el rostro que delataba la satisfacción del deber cumplido, comparó este partido emocional con otros importantes de su carrera: «Cuando uno gana Roland Garros o la final de la Copa Davis son del nivel de este», dijo, «llevaba tiempo sin ganar un partido así, delante de un rival de este nivel. Significa que uno recoge los frutos». Para el mallorquín, que ha expresado su intención de empezar el curso con un resultado que aumente sus expectativas de cara a luchar por desafíos mayores en lo que resta de campaña, ya hay una cosecha en Melbourne. «Así se empieza bien el año, porque estar entre los ocho mejores significa que estás a un gran nivel», aseguró. Además, el envite representó una gran alegría para el número dos del mundo, que afirmó que «era un partido vital y al final me he emocionado un poco porque no sé si lo necesitaba, pero me ha dado una gran satisfacción ganarlo», dijo.

«Todo es positivo porque he ganado un partido que lo tenía muy difícil, más perdido que ganado», continuó Nadal, que tuvo que echar mano de toda su experiencia para mantener la cabeza fría cuando el escocés marchaba lanzado a por la victoria tras disfrutar de cinco opciones de ruptura cuando mandaba dos sets a uno en el marcador y apuntaba a sentenciar la trayectoria del balear en la misma ronda en la que había tropezado en sus anteriores apariciones. El maratoniano duelo ante una de las grandes promesas del planeta tenis puede convertirse en un lastre pesado de cara al partido de cuartos de final debido a la fatiga que puede sobrevenirle ante el chileno. A pesar de las casi cuatro horas de encuentro el número dos del mundo opina que «uno termina cansado pero tengo un día y medio para recuperarme, y no sé si estaré al cien por cien pero si preparado. Yo también estaba cansado pero creo que no ha influido el físico, quizás ha sido más psicológico», dijo el bicampeón de Roland Garros.