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Seis penaltis en contra y uno a favor. Este es el desigual bagaje que presenta el Mallorca en el capítulo de penas máximas en lo que llevamos de temporada. El grupo isleño llegó al último mes de competición sin ningún penalti en su cuaderno de bitácora. Desde entonces, los acontecimientos se han precipitado. Y es que el conjunto balear ha sido castigado ya con media docena de penas máximas, cuatro en Liga y dos en Copa, que le han costado algunos puntos. La criba comenzó el 3 de diciembre, con la visita del Celta. El Mallorca ya divisaba la victoria cuando Clos Gómez señaló el punto fatídico tras una caída de Fernando Baiano a los pies de Ballesteros. Era el minuto 85 de partido y el conjunto isleño ganaba 2-1. Jesús Perera, un ex mallorquinista, no perdonó desde el punto de cal y selló el empate.

Siete días más tarde, en el Reyno de Navarra, una nueva pena máxima. En esta ocasión la decisión de González Vázquez no alteró el resultado final. El árbitro atribuyó a Ballesteros un penalti inexistente sobre Bernardo Romeo. Puñal cerró el marcador (3-0). En la penúltima jornada de la primera vuelta, el Mallorca se presentaba en el estadio del líder, en un Sánchez Pizjuán que sólo conocía la victoria. El Sevilla se frotaba las manos cuando Rodríguez Santiago señaló penalti de Moyà a Navas. Kanouté transformó la discutible pena máxima, que quedó reducida a la anécdota tras la reacción (1-2). Y ayer, llegó el cuarto penalti en la Liga. Un forcejeo entre Jordi y Arizmendi que propició la derrota. El Mallorca también ha sufrido al ira de los colegiados en la Copa. En la primera eliminatoria, ante el Athletic, Velasco Carballó señaló un penalti que transformó Yeste. El Mallorca pasó en la prórroga.

Y frente al Deportivo, en un partido que también se disputó en Riazor, Undiano Mallenco vio pena máxima en un caída de Riki ante Ballesteros. Sergio sentenció desde los once metros y firmó el empate definitivo, un resultado que dejaba en la cuneta al conjunto bermellón.