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El Consolat de la Mar albergó una porción de la historia. En un par de metros cuados se encontraron algunos de los héroes de Elche, protagonistas directos de la página más brillante del Real Mallorca. Siete jugadores, Miquel Soler, Olaizola, Tuni, Marcos, Miki Garro, Ibagaza y Samuel Etoo, el entonces presidente Mateu Alemany y el cuerpo técnico encabezado por Gregorio Manzano, con Gonzalo Hurtado, Toni Servera y Joan Mesquida, entre otros, acudieron a la sede del Govern balear para recibir el homenaje por la consecución del título de la Copa del Rey aquel inolvidable 28 de junio de 2003.

No estaban todos. De hecho faltó la mayoría. Titulares en aquella noche como Leo Franco, Cortés, Nadal, Niño, Poli, Lozano, Alvaro Novo, Albert Riera o Walter Pandiani no acudieron al homenaje por motivos profesionales. Sólo Samuel Etoo obtuvo el permiso de su club para sumarse al encuentro.

Fue una mañana plagada de detalles. De gestos y abrazos. Alemany y Etoo coparon todos los focos. El ex presidente regresó al escaparate después de dieciocho meses desaparecido. Alemany, que lucía una barba de dos días, acusó su inactividad ante los micrófonos. En ocasiones le tembló la voz, más fruto de la emoción que de los nervios, al recordar la cita del Martínez Valero. El acto arrancó más tarde lo previsto.