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Tolo Jaume
Alejado de los focos y de las cámaras que perseguirán a Ronaldinho en el palco y a todas las estrellas barcelonistas sobre el césped, Ariel Miguel Ibagaza asumirá el rol de protagonista que le confieren sus últimas actuaciones. Con el Barça preocupado por el astro brasileño y los problemas que parecen convulsionar la nómina de estrellas culés, el equipo de Frank Rijkaard ha relegado al papel de actor secundario a un Mallorca que se encomienda al mejor director para aplicar el guión previsto por Manzano. La figura del menudo mediapunta argentino no ha parado de crecer en las últimas jornadas y está en condiciones de alcanzar su cénit en un escenario en el que ya ha prodigado sus excelencias. Ibagaza se ha erigido en el canalizador del juego mallorquinista y ha ejercido un gran control sobre el juego desplegado por el conjunto bermellón en el tramo más reciente del campeonato.

El Caño es el eje sobre el que gira el Mallorca. Manda, crea y lidera un bloque que ya conoce al milímetro las habilidades del futbolista con más talento del que dispone Gregorio Manzano. El argentino derrocha casta en el trabajo defensivo y ofrece clarividencia a la salida de la pelota y genialidades donde realmente interesa, es decir, cerca del marco rival. Como punta más ofensiva del rombo en el centro del campo ha desarrollado todo su potencial, aunque sus prestaciones han descendido cuando ha retrasado su posición. Sin embargo, el peligro de Ibagaza se traslada también a las acciones a balón parado, una situación de la que el Real Mallorca ha sabido sacar provecho en las últimas jornadas. Los saques de esquina han propiciado una conexión muy provechosa entre el mediapunta y los especialistas en el juego aéreo bermellón como Nunes o Pereyra.

Ibagaza ya ha dejado algo más que destellos en Can Barça. La primera victoria del Real Mallorca en el Camp Nou en Primera División nació de las botas del argentino. El equipo isleño logró su primer triunfo a domicilio sobre el Barcelona en la temporada 2002-03 con Manzano en el banquillo. En las postrimerías del choque y con el 1-1 campeando en el luminoso, Ibagaza dejó sólo a Carlos Domínguez con un pase con el exterior de más de cincuenta metros que habilitó el histórico 1-2 culminado por el punta sevillano. Sin embargo, no ha sido la última ocasión en la que los destellos del argentino han acaparado elogios en la Ciudad Condal. En la campaña 2004-05 Ariel Ibagaza con la camiseta del Atlético de Madrid ofreció uno de los pases más destacados que figuran en un repertorio de auténtico lujo. Un taconazo en el aire y de espaldas a portería dejó solo a Torres, que adelantó a los rojiblancos.