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Multitudinario recibimiento el tributado en la tarde de ayer a todos los componentes del ViveMenorca a su llegada a la isla. La expedición aterrizó pasadas las 17:30 en el aeropuerto, dónde un considerable número de aficionados se congregaron para rendir pleitesia a los ídolos, haciéndose extensiva la algarabía cuando, sobre las 20:00 el autobús que transportaba al equipo y directivos hizo acto de presencia en la «Plaça de la Constitució».

Ricard Casas y el presidente Sintes fueron los primeros en aparecer, y a continuación lo hicieron jugadores y algunos direcivos, dirigiéndose todos hacia el balcón principal del edificio consistorial. Acto seguido, un «cavaller» hizo entrega al capitán Jordi Llorens de una bandera de Menorca, la cual fue ondeada de inmediato por el jugador catalán.

La emotividad fue «in crescendo» cuando, entre cánticos como el célebre «Un senyor damunt un ruc» o el de «Casas quédate», Llorens, micrófono en mano, agradeció a la multitud congregada todo el apoyo mostrado a lo largo de la temporada. El segundo en hablar fue el aclamado Casas, quién aseguró no «poder explicar lo que siento, muchas gracias» entre otros parabienes.