El juez ejerció ayer de enfermero. Después de decir adiós a Europa y apartarse por completo de cualquier conflicto clasificatorio, el Mallorca volvió a dejarse llevar y encadenó su segunda derrota consecutiva durante su incursión en uno de los templos de la Liga. Los de Manzano, ya sin la necesidad de seguir escalando, reanimaron al Athletic con una derrota ajustada y ayudaron a los leones a dejar apalabrada la permanencia (1-0).
El partido se adaptó rápidamente al guión más previsible. El Athletic, consciente de que se jugaba la vida, salió en tromba a por el Mallorca y le arrinconó ante la portería de Moyà, que tuvo que soportar unos minutos de acoso poco efectivo. Los vizcaínos, espoleados por un San Mamés entregado, intentaron recuperar su versión más contundente y se apoyaron en el fútbol directo que les caracteriza, aunque su dominio se fue diluyendo progresivamente sin que los baleares tuvieran que esforzarse demasiado.
Además, Víctor encendió las alarmas del estadio con un cabezazo que salió a pocos centímetros del arco de Aranzubía y que provocó un silencio estremecedor en La Catedral. Era el minuto 4 de juego y los de Mané ya eran conscientes de que un simple despiste, por pequeño que fuera, podría costarles muy caro. El aviso de Víctor fue también la ocasión más clara de todo el primer tiempo, ya que el Athletic, pese a su empeño y a tener inclinado el terreno de juego, apenas disparó entre los tres palos.
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