Rafael Nadal, en primer término, en una secuencia del encuentro ante Cipolla. Foto: SERGIO CARMONA/EFE

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Los Grand Slams tienen cosas como esta: una primera ronda muy dura y un segundo partido demasiado sencillo. Rafael Nadal se paseó ayer en la pista Suzanne Lenglen ante Flavio Cipolla (6-2, 6-1 y 6-4) y accedió a la tercera ronda donde se medirá a Albert Montañés con el pasaporte para los octavos de final en juego. Carlos Moyà, que se deshizo de Florent Serra (6-4, 6-2 y 6-4) se verá las caras con el argentino Juan Pablo Brzezicki. Rafael Nadal quería aprovechar los partidos de las primeras rondas para aclimatarse a las nuevas pelotas (en París se juega con Dunlop) y sentirse bien en las pistas (más grande de lo habitual). Evidentemente quería jugar ante rivales asequibles, pero el de ayer, Flavio Cipolla, fue incluso demasiado fácil. Sabedor de que a Nadal le gusta comenzar restando y tiene un porcentaje muy alto de breaks en el juego inicial, Cipolla mandó al saque al mallorquín tras ganar el sorteo, aunque la táctica no funcionó. El zurdo de Manacor ganó su servicio, rompió al siguiente y volvió a ganar su saque para colocarse 3-0 en el inicio.

Cipolla encontró de inmediato un recurso que le iba a permitir maquillar el resultado del partido: las dejadas. Con ellas sumó su primer juego (3-1), aunque también se condenó poco después (5-1). Pero Nadal optó por una marcha de paseo y no pasó de segunda en ningún momento. Por eso cedió su saque (5-2) ante un rival muy inferior que sufría con cada servicio (6-2). El partido era impropio del nivel de Nadal. Su rival está tan por debajo que hasta él, que siempre mantiene el nivel, terminó contagiándose. La sensación era de una superioridad absoluta, pese a que el mallorquín jugaba muy por debajo de sus posibilidades. Cipolla sufría con cada tiro. La pelota le pesaba demasiado. El segundo set fue un nuevo monólogo. Nadal ganó sus saques con autoridad y Cipolla cedió dos servicios en blanco, por lo que el balear se anotó el parcial por un claro 6-1.

A Rafael Nadal el partido no le servía de nada y tal vez por eso decidió buscar más intercambios en el tercer set. La prioridad del mallorquín era acumular minutos en la pista, golpear el mayor número posible de veces la pelota para notar buenas sensaciones en el golpeo. Dejó de buscar los ángulos, buscó el centro de la pista como si estuviera peloteando con su adversario y dejó que las fuerzas se equilibraran. Como había previsiones de lluvia y tampoco era prudente forzar un cuarto set, Nadal primero se aseguró la victoria (3-0) y luego se limitó a seguir con su nuevo guión. El mallorquín entregó un nuevo saque (3-1) y Cipolla se acercó (3-2), aunque el parcial se decidió sin ningún tipo de contratiempo (6-4).