Joan Rubert abraza a uno de sus compañeros de junta al concluir su comparecencia informativa. Foto: M. BORRÁS

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Fernando Fernández
Dos décadas al frente del Bàsquet Inca, desde los tiempos de Los Pinos, han servido a Joan Rubert para convertirse en una de las figuras imprescindibles del deporte de la canasta en Mallorca. Movido por motivos personales (disfrutar de su familia), por sus obligaciones profesionales y, especialmente, por su papel relevante en el Consistorio de la capital de es Raiguer, el carismático dirigente ha decidido no presentarse a la reelección como presidente del Inca, abriendo un nuevo ciclo en el club de referencia.

Tal y como adelantó Ultima Hora el pasado 17 de marzo, Rubert fue instado por el alcalde, Pere Rotger, a implicarse de manera más activa en el día a día del Ajuntament. En este punto, el papel de su buen amigo y también edil Rafa Torres ha jugado un papel definitivo. «Es la decisión más difícil de mi vida», anunciaba un Rubert que retenía como podía las lágrimas ante los medios.

Joan seguirá vinculado al club que considera «como un hijo más» y se queda con la parte positiva. «Ahora podré disfrutar de mis hijos, de mi familia, de la que forma parte el Bàsquet Inca también, y debo centrarme más en mis obligaciones políticas, como amigo de Pere Rotger y Rafa Torres que me considero, y en mis empresas. Pero si la nueva junta directiva me quiere a su lado, estaré. Es un punto y aparte, una manera de hacer que otra gente recoja el cargo», explicó un emocionado Rubert, quien ya cedió la presidencia a Sebastià Penya entre las temporada 99/00 y 2003/04.