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Fernando Fernández
Después de conocer las mejores carreras del panorama ProTour (Giro, Vuelta...), a Jordi Gual se le planteó una oferta que no podía rechazar. Àfrica reclamaba al único Comisario Internacional UCI mallorquín como una experiencia a nivel personal y profesional que le abría las puertas de un mundo diferente. El pasado invierno surgió la posibilidad de ejercer su labor -aunque su profesión real es la de profesor- en Burkina Fasso, al frente del Jurado de la Boucle du Coton (14 a 20 de mayo), una de las carreras con mayor nombre en aquel continente. Rápidamente aceptó e inició el largo proceso de vacunaciones y (tétanos, hapatitis, fiebre amarilla...) y recopilación de información sobre aquel país. «Iba mentalizado y no encontré nada que no esperara», comenta Gual pasando revista a su experiencia, que arrancó con un largo viaje vía Madrid y París hasta aterrizar en Uagadugu, capital de Burkina Fasso. Allí murió el mítico Fausto Coppi víctima de la malaria y allí encontró todas las facilidades del mundo al ser miembro extranjero del pelotón de la Boucle. No era el único europeo en carrera, ya que un equipo francés 'amateur' tomó parte «y dudo mucho que vuelva», bromea el que a la vez es presidente del colegio balear de árbitros de ciclismo. Y es que les perdieron la ropa y las bicicletas. Casi nada.

Con el equipaje justo, Jordi se llevó el primer susto en la reunión técnica. La carrera no tenía ni reglamento, ni rutómetro. Los medios eran contados y un viejo Fiat se convertía en su compañero. Las motos eran las de la Policía, y ninguna pasaba de 125 centímetros cúbicos. Para colmo, la fecha de nacimiento de algunos ciclistas generaba confusión. Nueve habían nacido el 31 de diciembre del mismo año. Indagando, descubrió que en Burkina Fasso, cuando uno no sabe su fecha de nacimiento, el Gobierno le asigna ese día.