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Jorge Lorenzo ha esperado 358 días para que el destino vuelva a ponerle a las puertas de ser campeón del mundo. Su reinado en los 250 centímetros cúbicos parece tener final con su salto a MotoGP, pero esta mañana (7:15, hora española), lo tiene todo a su favor para agrandar su nombre en la historia del motociclismo e igualar las dos coronas de Sito Pons y Dani Pedrosa. El mallorquín ha elegido la penúltima manga y el circuito de Sepang (Malasia) para poner fin a la agonía de un Dovizioso que aplazó la fiesta en Australia y hoy ya no depende de sí mismo para evitar lo inevitable.

Y es que a Lorenzo le basta con sumar cinco puntos, o lo que es lo mismo, ser undécimo (incluso el abandono o un duodécimo lugar del italiano) para ser oficialmente campeón. Si Jorge no puntuara, sólo un triunfo del transalpino alargaría la emoción hasta Cheste (4 de noviembre). El colchón de 45 puntos que posee (287 por 242) le abre las puertas de la gloria, pudiendo superar los 289 puntos totalizados en la temporada 2006, pero queda por delante un Gran Premio de Malasia que para Dovi es la última oportunidad, y que para el deporte balear quedará marcado como una fecha señalada.

Jorge saldrá a por todas, a ganar. Pero la historia a lo largo de la temporada ha hecho que poles y victorias vayan de la mano en nueve ocasiones. Esta vez, entre Hiroshi Aoyama y Mika Kallio han impedido que el de Aprilia pueda igualar el registro que comparte con Antón Mang en una misma campaña (10) y hará que la historia pueda volver a repetirse, ya que en la anterior campaña, Jorge salió segundo y se impuso con holgura.

Por delante, además del título, la posibilidad de igualar el número de victorias en un año de Katoh (11) y superar su récord de puntos en una campaña (322). Pero, por encima de todo, un Mundial que está sentenciado y sólo precisa de la rúbrica antes de hacer del Gran Premio de la Comunitat Valenciana todo un trámite y certificar su acceso al universo del MotoGP con Yamaha.

Salía Jorge con el mejor tiempo de la tanda oficial del viernes, y mosqueado con el reciente asfaltado de Sepang. Pero en los libres matinales, ya se encargó de advertir que en Malasia no le vale otra cosa que volver a ser primero. Lorenzo, Barberá, Bautista y Kallio rodaron en idéntica décima sobre seco y apuraron a sus últimos giros para intentar intimidar al resto de implicados en la lucha por un Gran Premio en el que sólo el honor del triunfo parcial está en juego.

Este resultado daba alas al mallorquín del Fortuna Aprilia, que marcaba el tiempo a batir (2:08.740) en los oficiales que iban a decidir el orden de salida en la parrilla de Sepang. Dovizioso fue el primero en entonarse, aunque no logró bajar de 2:08. Y la primera baja en la nómina de candidatos llegó de la mano de De Angelis, que iba al límite y acabó bajo la moto de Federico Sandi. Al filo de la media hora para el cierre, Mika Kallio enseñó los dientes, mientras Bautista se posicionaba con un ritmo constante que le acercó a los mejores. Enseguida reaccionó Jorge, que no bajaba de la cuarta posición y mantenía décimas de desventaja sobre el grupo liderado por Kallio, que se acercaba peligrosamente a los mejores tiempos (2:08.129). También Lorenzo (2:08.140), que se ponía a once milésimas.

Hasta que, en plena guerra y con las gomas de calificación calzadas, Kallio, quién sino, rompió la barrera del 2:08 (2:07.728), algo que, salvo Luthi, Àlvaro Bautista y Barberá, los demás favoritos sí consiguieron. Y cuando todos daban como poleman al finlandés, apareció otra KTM de la nada con una progresión alarmante parcial a parcial. Era el piloto japonés Hiroshi Aoyama, que dejaba sin validez la mejor marca del finlandés Kallio (2:07.461) por apenas 32 milésimas (2:07.429) y se hacía con la posición de privilegio, desplazando igualmente hasta la tercera plaza a un Jorge Lorenzo que se había entregado al máximo sobre el trazado, se queda sin récord de «poles» en solitario (puede igualarlo en Valencia), pero que se despertará sabiendo que en pocas horas será campeón del mundo. Otra vez.