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El Mallorca sigue coleccionando hazañas...y expulsiones. Por tercera jornada consecutiva en el ONO Estadi, el grupo balear tuvo que nadar contra corriente. En esta ocasión, la remontada se quedó a medias y el vestuario no pudo echar el lazo a una victoria ni regalarle el triunfo a Gregorio Manzano en su partido 100 en Primera División desde el banquillo bermellón.

El técnico jienense se marchó a casa con una sensación agridulce. La amargura por el empate -que le supo a gloria por cómo se estaba desarrollando el partido- quedó amortiguada por la situación clasificatoria. Y es que el Mallorca ha dormido en posiciones europeas.

El punto le permite superar al Atlético de Madrid -hoy visita al colista Levante- y situarse en la sexta posición a la espera de lo que suceda durante la jornada de hoy. Sólo el conjunto de Javier Aguirre puede superarle en la tabla, aunque el Racing de Santander, que esta tarde recibe al Getafe, podría igualarle a 15 puntos si hoy captura los tres puntos.

El árbitro convirtió el choque en eléctrico. Mucho se había hablado del duelo, que acabó alterado por el criterio del colegiado, pero resultó decepcionante. Sobre todo por el bando blanquiazul. El Espanyol remontó sin crear ninguna ocasión y su exceso de ímpetu provocó que el encuentro se equiparara de nuevo desde el punto de vista futbolístico. La expulsión de Clemente igualó la balanza y el Mallorca acabó la noche encerrado en el área de Kameni.

La tarde-noche nació con un nuevo gol de Arango. Fuera de combate durante el primer mes de competición, el venezolano se está recuperando en las últimas semanas. Ya suma cinco goles, todos anotados en los tres últimos partidos disputados en casa, y cada duelo aparece con más frecuencia. Ayer merodeó por la frontera de un nuevo doblete con un testarazo notable y uan volea que escupió Kameni.

El Espanyol, con Riera desaparecido, se apoyó en la inestimable colaboración de Undiano Mallenco. El colegiado miró a otro lado a los 12 minutos, cuando Torrejón le puso el brazo a Güiza dentro del área. El grupo balear acusó ese golpe y le entregó las armas al Espanyol, que se rodeó de todos los santos para darle la vuelta al marcador en sólo cinco minutos. El conjunto de Valverde, que hizo menos méritos de lo que se esperaba, se abrazó a un autogol de Arango y a un penalti para alterar el destino. En la jugada que precedió al 1-2, Ballesteros volvió a dejarse llevar. Tamudo hizo falta a Héctor antes de adentrarse en el área y mostrar el anzuelo al central valenciano, que se tiró a la yugular de su rival. Undiano no lo dudó: penalti y expulsión. El capitán habla de persecución. Quizás su matrícula ya esté anotada en todos los guiones del Comité Arbitral, pero no es menos cierto que su hoja de servicios está plagada de rojas: 11 en Primera División.