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Al ViveMenorca no le alcanzó con tutear a la Penya durante el grueso del tiempo, y acabó sucumbiendo al poderío del Joventut, personificado en la figura del mallorquín Rudy Fernández, quién, con una exhibición en los minutos finales, dilapidó cualquier resquicio para la sorpresa. Aunque el grupo de Ricard Casas mostró una mejorada versión respecto a lo ofrecido el pasado domingo en el último cuarto ante Estudiantes, su respuesta resultó ineficaz ante uno de los grandes de la liga. Que el Joventut dista bastante de ser el equipo que maravilló en los albores de curso es algo que quedó patente ayer, del mismo modo que pudo comprobarse también que al Menorca todavía le falta algo para poder mirar a los ojos a cualquier rival. Constancia, mentalidad o calidad, cualquier argumento es válido para explicar y comprender la distancia entre unos y otros.

Con todo, salió dispuesto a pelear el partido desde el primer momento el Menorca. A golpe de triple logró enderezar su irregular inicio (8-3) el grupo de Casas (dos de Stojic y uno de Cazorla), y cimentar sus primeras rentas (10-11, 15-16, 18-20 final del primer cuarto). Una técnica a Jagla por protestar una falta permitió al Menorca abrazar su máxima ventaja hasta entonces (18-23). No importaba que Marinovic fallara todo lo ensayaba, que Mendiburu apenas pudiera ofrecer respuestas cuando saltó al parquet o que Rudy Fernández culminara un par de espectaculares alley-hoops. Los menorquines, gracias a su certero perímetro (Bazdaric tomó el testigo de Stojic), seguían en el partido (31-31 a tres minutos del descanso), aunque evidenciaban algunas carencias, en el rebote sobretodo, y padecían con la férrea defensa verdinegra, que provocaba constantes pérdidas que siempre acababan en fáciles transiciones. De hecho, un par de robos de Ricky y los aciertos de Rudy otorgaron, casi coincidiendo con el final del segundo cuarto, una pequeña ventaja a los de Aíto (41-36 en el intermedio), la cual creció apenas inaugurado el tercer acto (51-39 tras triple de Demond Mallet), obligando a Ricard Casas a parar el partido. El técnico menorquinista hizo coincidir en pista a Shirley y Varda, circunstancia poco habitual, lo que posibilitó, enjugar la desventaja primero (57-53), y ponerse a tiro de uno después (65-64 al inicio del último cuarto). Anteriormente, otra técnica a un jugador local (Popovic) encendió, y mucho, los ánimos de la grada badalonesa.

No obstante, al Menorca le falló, en el momento preciso, el argumento sobre el que, previamente, había sustentado sus opciones; el triple. Varios yerros consecutivos, ya fueran de Ivanov, Bazdaric, Marinovic o Stojic, cercenaron las posibilidades de alcanzar el tramo final con un marcador igualado. De hecho, un fallo del capitán auspició un contraataque que Mallet sí culminó desde más allá de los 6'25, situando un desesperanzador 78-66 a menos de dos minutos para el cierre. Con todo sentenciado, sólo restaba asistir al festival particular de Rudy, constante y amenazante durante todo el choque, y sencillamente excelso en los últimos minutos. El mallorquín rubricó una portentosa actuación, únicamente al alcance de los astros de la NBA, totalizando 35 puntos (la mejor marca anotadora del presente curso), valorando 42, y colocando en el electrónico el definitivo, y tal vez excesivo, 87-71. Badalona sigue siendo coto prohibido para el ViveMenorca.