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Lionel Sebastián Scaloni (Rosario, 1978) ha empezado a empaparse de mallorquinismo. El futbolista argentino superó ayer sin problemas la revisión médica y después de estampar su firma en el contrato que le ligará al club balear hasta el 30 de junio de 2009, fue presentado oficialmente como el primer fichaje de invierno de la entidad rojinegra. El ex del Lazio (equipo que aún conserva la propiedad de sus derechos) verá hoy el encuentro ante el Atlético de Madrid desde las gradas del ONO Estadi y se incrustará a partir del lunes en la plantilla que gestiona Gregorio Manzano. «El multiusos», como él mismo se define, ya ha fijado la vista en el partido del miércoles contra el Getafe. Será su estreno oficial como bermellón.

Scaloni, que llevará a la espalda el dorsal número cinco que dejó en su día el italiano Cristiano Doni, llega hambriento. Partió en verano rumbo hacia Italia con el deseo de alargar su figura en el Calcio y en la tierra de sus antepasados apenas ha tenido la posibilidad de crecer. «Llevaba una semana con la ropa y las cajas embaladas», explicaba ayer. «Al fin se ha podido hacer realidad, aunque fue bastante duro porque el Lazio estaba contento conmigo y no me dejaba salir. Han podido más las ganas del Mallorca por contratarme».

El internacional albiceleste fue muy rotundo en sus palabras y detalló que había renunciado a las ofertas de Panathinaikos y Olympique de Marsella porque se había comprometido con los dirigentes isleños a principios de año: «He elegido el Mallorca porque es un equipo que conozco gracias a la cantidad de argentinos que hay aquí. Además, me he enfrentado muchas veces a él y me gusta su forma de jugar. Le había dado mi palabra hace casi veinte días y a partir de ahí, las cosas que llegaron no existían». Scaloni confesó además que la presencia de compatriotas en el vestuario había sido determinante: «Con el que más hablo es con Lux, porque somos de la misma zona de Argentina. También he hablado con el Caño y conozco a Pereyra, Héctor... Al resto los he sufrido las veces que me he enfrentado a ellos. Es un equipo muy compacto que puede hacer cosas importantes».

La nueva adquisición mallorquinista es consciente de que se tiene que integrar en un grupo compacto y sin grietas, pero advierte que llega con el depósito lleno y que le va a poner las cosas difíciles a sus compañeros: «Vengo a entrenar y a ganarme el puesto, nada más. El Mallorca es un equipo prácticamente hecho, que en los últimos ha trabajado muy bien con una misma base y siempre es difícil entrar. Pero yo siempre me he caracterizado por ser un jugador de grupo y estoy muy bien físicamente. El jueves fui convocado para un partido de Copa en Italia y tuve que salir del equipo por el fichaje, pero podría haberlo jugado sin problemas».

Además de ser un pulmón imprescindible para el trabajo colectivo, Scaloni lleva la polivalencia tatuada en su juego. «A lo largo de los trece años que llevo como profesional he jugado en muchas posiciones y no sabría decir en cuál de ellas estoy más cómodo. He actuado hasta de central en los últimos partidos con el Lazio, y puedo hacerlo como lateral, centrocampista, pivote... Soy un multiusos y será el entrenador el que decida», anuncia. Además, tampoco le preocupa la crisis de resultados con la que se ha encontrado: «Estar a un punto del descenso es relativo porque también estamos a dos o tres del octavo y el noveno puesto. Depende de cómo se mire. Y en Copa jugamos la vuelta en casa y hay una opción importante de pasar».

El Mallorca ya se ha concedido el lujo de ficharle, ahora le toca a él emplear sus armas.