Manzano dialoga con Ibagaza durante un entrenamiento del Mallorca en el ONO Estadi. Foto: MONSERRAT

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Ganar o ganar. No hay otra salida. El Mallorca abre el segundo ciclo del campeonato en su cuartel general y cualquier resultado distinto a un triunfo le dejaría temblando y con su futuro colgado de un hilo. El equipo balear, al que se le empieza a atragantar su laberíntico calendario, está obligado a salir de la espiral en la que anda encerrado para volver a respirar con cierta tranquilidad.

A simple vista parece posible, pero enfrente estará el Atlético de Madrid más potente de los últimos tiempos, un equipo cosido a través de una inversión faraónica que todavía no ha tenido tiempo de desinfectar sus heridas más recientes. Las exigencias son máximas; las expectativas también (ONO Estadi, PPV, 17:00 horas).

El encuentro no llega precisamente en un buen momento. Los últimos resultados, unidos a los movimientos que se están registrando en el interior del vestuario, han desviado el punto de mira de un conjunto que lleva mucho tiempo peleado con el éxito. Al menos en la Liga, donde encadena una decepción tras otra. La visita de la semana pasada al campo del Levante, ideada en principio para la rehabilitación, ha agrandado la depresión del Mallorca y ha consumido todo el crédito que había ido recopilando a su paso por la primera vuelta.