TW
0

El Mallorca se ha repuesto de su batacazo copero con un agradable empate en la guarida del Villarreal y ha cerrado su traumático regreso a la rutina con una actuación que rebosa esperanza. La formación que dirige Gregorio Manzano no besa la lona desde el pasado 5 de enero (Barcelona, 0-2) y ahora que sólo tiene un camino posible, lo más probable es que sus números se actualicen y recuperen pronto el aspecto deseado.

El técnico jienense es un hombre de rachas y su trayectoria más próxima indica que está en el camino de otra. El año pasado, después de engarzar una pobre ristra de resultados que atraparon junto al barranco, estampó su firma en la oferta de renovación que le había planteado el club poco antes y los rojillos despegaron. Echaron raíces en el ONO Estadi, ganaron siete partidos en cadena como anfitriones y llegaron a oler los puestos que dan acceso a la Copa de la UEFA. La situación actual es muy parecida. La tormenta, amortiguada esta vez por la travesía copera, está cada vez más lejos y el sol se asoma de nuevo en el horizonte.

Más allá del empate cosechado en Villarreal, el Mallorca generó otra buena noticia: el debut de Emilio Nsue entre los grandes. El canterano rompió la sequía de los últimos años (sólo Rafita y Toni Muñoz habían debutado de forma circunstancial en la primera jornada de la temporada 2005-06) y recogió el testigo de Víctor Casadesús, que lleva ya varios días trabajando en Zubieta. Nsue empezó a despuntar hace mucho tiempo en las categorías inferiores de la entidad y de la selección española, pero los dirigentes del Mallorca, en su intento de protegerlo, habían aplazado el estreno por unas u otras razones. Ahora, con el camino libre y los delanteros justos, el campéon de Europa sub'19 lo va a tener más fácil para integrarse en la estructura de la primera plantilla e ir ecogiendo soltura. Es joven (a finales de septiembre cumplirá diecinueve años), pero hay muchos futbolistas que a su edad son titulares en grandes equipos y cumplen con su papel. El Mallorca debería estudiar esos casos y confiar definitivamente en el joven de ascendencia guineana, el valor más al alza de la factoria de talentos de Son Bibiloni.

El que también ha entrado en la disciplina del grupo por la puerta grande es Lionel Scaloni. Habrá que comprobar su rendimiento a largo plazo, pero ayer demostró que tiene argumentos de sobra para instalarse en el once. Además, su llegada ha coincidido con el alarmante retroceso de Héctor Berenguel. El almeriense no tiene nada que ver con aquel futbolista sólido y seguro del curso pasado y sus acciones están por los suelos.