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El Mallorca volcará casi todo el crédito que le queda sobre el tapete del Coliseum Alfonso Pérez. La escuadra que dirige Gregorio Manzano ha ido perdiendo por el camino esas aspiraciones europeas con las que viajaba a principio de temporada y la salvación monopoliza ahora su carpeta de asuntos pendientes. Hasta que no certifiquen la permanencia, los baleares no podrán mirar demasiado lejos y para que eso ocurra, habrá que atajar la sangría de puntos que padecen en la competición regular. Una única victoria en doce jornadas le ha dejado muy cerca de la zona roja de la clasificación y si no lo arregla en el cuarto asalto del curso frente al Getafe, se enfrentaría a un agónico epílogo.

El Mallorca puede presumir de ser uno de los dos equipos que todavía no han perdido en esta segunda vuelta del campeonato (el otro es el Barcelona) y de llevar siete jornadas seguidas guardando algún punto en sus bolsillos, pero el divorcio con la victoria empieza a ser insostenible. La segunda mitad de la clasificación está cada vez más comprimida y en los alrededores del ONO Estadi ya se huele el peligro. Tanto, que el paso por Getafe parece clave para su futuro.

En cualquier caso, la situación no es nueva. En la temporada 2002-03, también con Gregorio Manzano en el puente de mando, el Mallorca sólo pudo rascar una victoria en catorce enfrentamientos y al final salió a flote sin problemas. De hecho, se pasó casi todo el curso metido en rachas y no sufrió demasiados sobresaltos. Abrió el camino con tres derrotas, hilvanó a continuación siete triunfos que le situaron a las puertas del liderato y se distanció después con esa serie que podría reeditar si no gana en sus dos próximos compromisos.

El Mallorca, que en número de victorias (6) sólo supera a Murcia (5) y Levante (4), regresa además a un escenario en el que no se ha sentido muy cómodo últimamente. Hasta la campaña anterior había salido siempre ileso de sus desplazamientos al sur de la capital, pero ahora la historia es muy diferente. Las dos visitas que hizo como inquilino de la Segunda división (temporadas 1994-95 y 1995-96) las saldó con un empate (2-2) y una victoria (0-1), una constante que mantuvo con el bautismo de los azulones en la primera planta del fútbol español. Los insulares, con Floro en el banquillo, impusieron sus credenciales en la 2004-05 (1-2) y agarraron una valiosa igualada (1-1) un año después gracias a un tanto estratosférico de Fernando Navarro. Sin embargo, todo cambió a partir de ese día. El 12 de noviembre de 2006, el Mallorca acudía al hogar de los getafeños en un dulce momento y con la posibilidad de acercarse a una de sus mejores marcas de imbatibilidad, aunque besó la lona con una dolorosa caída y desde entonces no han vuelto a cosechar nada positivo. El precedente más cercano es el de hace algo más de un mes y empezó a cavar allí su fosa copera. Ahora podría darse la posibilidad de que suceda algo totalmente opuesto a lo del curso anterior. El equipo navega entre la penumbra, pero podría divisar otra vez el faro con un buen resultado.