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José A. Moreno|VALLADOLID
El Valladolid, que lleva dos meses sin ganar en Zorrilla, se ha acercado al precipicio del descenso y se ha metido en un lío tras ser incapaz de doblegar a Osasuna (0-0) en un partido de dominio local, pero en el que los vallisoletanos dejaron bien patente su falta de ideas y de recursos en ataque. El equipo de Mendilíbar estrenaba defensa, ya que los laterales Pedro López y Alberto Marcos cumplían un encuentro de sanción, así que Daniel Cifuentes y Oscar Sánchez tomaron su relevo. Los locales necesitaban al menos puntuar, ya que una derrota suponía caer a puestos de descenso a segunda división y eso supone una presión añadida para equipos que tienen «lo justo».

No había agilidad mental para romper el tedio, ni siquiera ocasiones claras, que era la vitamina que necesitaba el partido, así que el fútbol permaneció «anestesiado», sin aventuras ofensivas, ni siquiera un plan o una declaración de intenciones por parte de los entrenadores. Tras los cambios, tampoco hubo imaginación por parte de los nuevos protagonistas, ni una sola gota de espectáculo. Y todo fue aburrimiento hasta el final.