El waterpolo europeo tiene nueva reina. No sólo el que haya sido elegida mejor jugadora del continente por la LEN en 2007 avala a una Blanca Gil que sigue creciendo y ampliando su dilatado currículo internacional. 2008 era un año marcado en rojo por la mallorquina, que se había fijado varios objetivos del más alto nivel. El primero, clasificarse para los Juegos de Pekín, se vio frustrado una vez más. Un duro golpe del que se ha resarcido por la puerta grande. Tras haberlo ganado todo en la mejor liga del planeta, Gil optó por cambiar de aires. La waterpolista puso fin a su breve etapa en Roma, donde tuvo tiempo de ganar otro título (Copa LEN), para regresar a uno de los clubes más esperados del viejo continente. En el Orizzonte Catania se había consagrado como un comodín (juega de boya o atacante) y tocó el cielo alzando la Copa de Europa. Ese reto le apasionaba y, con 24 años, quería seguir haciendo historia y haciendo valer el cartel de equivalente femenino a Manel Estiarte que todos le cuelgan.
Inmersa en una doble carrera y castigada por la intensidad de una temporada en la que el Preolímpico ha pasado factura, Blanca Gil ha ido recobrando el ritmo que hace de ella pieza codiciada por los grandes del continente. Tal es su cartel, que incluso se le planteó la posibilidad de nacionalizarse italiana, para poder competir con una selección acostumbrada a colgarse una medalla en los grandes eventos.
El proyecto del Catania cubría las necesidades de una deportista que lejos de nuestras fronteras es todo un icono. Motivos le sobran. El último, lo ha ofrecido este fin de semana. Tras un camino plagado de sobresaltos, el Orizzonte hizo las veces de anfitrión de la Final Four de la Copa de Europa (Copa de Campeones). Tras cumplir el trámite en las semifinales (5-11) ante el Oestgeest holandés, Blanca y sus compañeras esperaban rival. Todo apuntaba a que la Fiorentina (su gran adversario en el campeonato italiano) iba a dar forma a una final transalpina, pero el Vouliagmeni griego rompió todas las quinielas. La final estaba servida, pero la presión de jugar en casa seguía estando presente. Y muchas miradas se concentraban en la balear, que se crece ante los grandes partidos y se siente arropada por un equipo con carácter campeón.
La final tuvo todos los ingredientes de un partido que se convirtió casi en una cuestión de estado para los italianos. Tras los cuatro períodos reglamentarios, se firmó un empate a once que conducía a la prórroga. El primer capítulo del tiempo extra dejó mayor igualdad si cabe (12-12), un síntoma que se repitió. Hasta que apareció en escena Blanca Gil, con un gol que daba la Copa de Europa al Orizzonte Catania, la segunda corona para la mallorquina, y la consagraba como máxima goleadora del torneo (marcó cinco dianas en la finalísima) e indiscutible artífice de un logro más para el deporte balear.
Tras una aparición en el torneo escenificada desde la puerta de atrás, el 14-13 final permitía al Orizzonte presumir de su octava Copa de Europa (1992, 96, 98, 2002, 04, 05, 06 y 08), pero no es el último objetivo. La liga italiana (están en semifinales) aguarda a corto plazo, con la Fiorentina como principal escollo en una hipotética final. Primero, espera el Ortigia en las semifinales.
«Vine de nuevo a Catania para levantar la Copa de Europa y lo hemos conseguido. Estoy muy feliz, porque este título supone una gran alegría después de quedarnos fuera de los Juegos de Pekín», comentaba una eufórica Blanca Gil, que se destapó como una de las animadoras de la celebración de una segunda Copa de Europa que reafirma a la waterpolista mallorquina como una verdadera estrella y la indiscutible referencia nacional de un deporte que busca un gran éxito para relanzarse. Tal vez, el Europeo de Málaga sea el momento.
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