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Marta Hurtado|GINEBRA
En un periodo en que los gobiernos de la Unión Europea debaten el endurecimiento de las leyes de inmigración para evitar la entrada al continente de ciudadanos de terceros países, trece de las dieciséis que están disputando la Eurocopa cuentan con jugadores de origen no europeo o directamente nacidos fuera de la nación cuyos colores defienden.

El fútbol es un reflejo de la sociedad en el que se inserta y viceversa, por ello, cada vez más, las selecciones cuentan con jugadores de múltiples orígenes. Algunos son hijos de inmigrantes de larga data, otros nacionales de ex colonias, algunos, nacionalizados hace pocos años con el único objetivo de poder lucir los colores de una selección.

Los brasileños son los más numerosos, mientras que Francia es el país que más jugadores de origen no galo, cuenta entre sus filas: Mandanda y Makele, originarios del Congo; Boumsong de Comoras; Evra y Vieira de Senegal; Benzema y Nasri de Argelia; Henry, de las Antillas, y Thuram, de Guadalupe.

Los medios de comunicación de medio mundo destacaron el hecho de que fuera un polaco de nacimiento, Lukas Podolski, quien le diera la victoria a Alemania contra Polonia. Podolski no supo o no quiso celebrar ninguno de los dos goles que endosó a Polonia. A Podolski lo secundan otros tres jugadores de origen no germano: Klose, nacido también en Polonia; Mario Gómez, nieto de españoles; y Kevin Kuranyi, que tiene nacionalidad panameña y brasileña.

Austria tiene en su selección a Ozcan Ramazan, de origen turco, al albanés Ronald Gercaliu, al húngaro Gyorgy Garics, a Martin Harniks, nacido en Hamburgo, y al croata Ivo Vastic.

Turquía alinea a Mehmet Aurelio, brasileño de nacimiento y nacionalizado turco decidió cambiar su nombre de Marco por un nombre más acorde con su nuevo país.

Entre los croatas, también hay tres de origen extranjero: Kovac, nacido en Berlín; Rakitic, suizo de cuna; y Josip Simunic, conocido como «Joe» porque nació hace 30 años en Australia.

España no se escapa de la fiebre brasileña y cuenta con Marcos Senna, quien en el partido debut en la Eurocopa. Ni tampoco Polonia, que tiene a Roger Guerreiro.

La selección de Grecia tiene a Loukas Vyntra de origen checo, en su plantilla.
Surinam, una de las antiguas colonias holandesas, mantiene su histórica presencia en el equipo naranja a través de Melchiot.
Dos de los mejores jugadores de Portugal, Deco y Pepe nacieron en Brasil. Portugal cuenta, además, con José Bosingwa, nacido en el Congo.
El gran astro de Suecia es Zlatan Ibrahimovic, bosnio croata. Además, también cuenta con Rami Shaaban, de origen egipcio.
La otra co-anfitriona, Suiza, tiene cinco jugadores de origen no helvético: Djourou, de Costa de Marfil; Gelson Fernandes, de Cabo Verde; Senderos y Cabanas de España; y Yakin Hakan, de Turquía.

Las únicas selecciones que no tienen jugadores de origen no europeo entre sus filas son República Checa, Rumanía y Rusia.
Ante esta realidad, la FIFA estudia medidas para dificultar la nacionalización de jugadores. El presidente de la entidad, Joseph Blatter quiere establecer la regla de que un jugador necesite vivir por lo menos cinco años en un estado antes de poder nacionalizarse y defender los colores de un país.