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G.O.

El Freestyle Burn Internacional Ciutat de Palma celebró la noche del sábado su cuarto aniversario, que se cerró una vez más con un gran éxito de público y de espectáculo presenciado. Con unas gradas repletas de un público animoso y entregado desde el primer momento, todos los pilotos tiraron de su mejor repertorio de trucos y también de simpatía para ganarse los aplausos que iban a otorgar una victoria final que se aventuraba muy cara ya desde el comienzo.

La clásica cita del verano mallorquín contó con una numerosa presencia de personalidades que disfrutaron y en algunos casos alucinaron con lo presenciado en el coso taurino, y así autoridades como Mateu Cañellas y Antonio Seguí se mostraron muy satisfechos con el evento, mientras que el portero del Real Mallorca Miquel Àngel Moyà, que acudió invitado por Sa Nostra, disfrutó del espectáculo hasta el final y declaró que «había pasado una noche genial». Excelente música y actuaciones, demonios, fuegos, fantásticos pilotos y una maravillosa conexión con el público fueron el cóctel que llevó al éxito.

La exhibición de los pequeños de la cantera balear fue la que abrió el fuego, y en ella se pudo ver que el nivel de los pilotos ha subido muchísimo desde la primera edición, y el cursillo previo realizado por José Miralles sin duda tuvo algo que ver, ya que desde el primero al último los cachorros de la cantera demostraron algo más que buenas maneras.

La técnica exquisita del francés Remi Bizouard y la simpatía y gran espectacularidad del otro francés Thomas Pagès y del noruego André Villa iban a exigir lo máximo del español de KTM.

En cuanto a los quads ocurrió tres cuartos de lo mismo, Rafa Muñoz apareció supermotivado en pista dispuesto a batir al norteamericano Caleb Moore, cuya presencia era todo un aliciente para el arriesgado y agresivo español apodado acertadamente Hulk por su presencia física y porque destroza todo lo que encuentra a su paso.

Y efectivamente, los pronósticos se cumplieron y en la semifinales Miralles batía a Bizouard con cierta amplitud, al igual que Muñoz lo hacía con Moore, cuya actuación no fue lo suficientemente brillante, quizás afectado por una fuerte caída sufrida dos días antes de la cita palmesana y que le dejó algo mermado.

En la otra semifinal, bastante más ajustada, André Villa, un noruego que pasa largas temporadas en España, pudo derrotar a un Tom Pagès que dio todo en la pista.

Vencedor en las ediciones 2005 y 2006, Miralles perdió su reinado en el 2007 a manos del japonés Eigo Sato, y este año estaba dispuesto a recuperarlo, pero un encendido Rafa Muñoz y la enorme técnica de Andrè Villa iban a ser las dificultades que encontraría en su camino. Finalmente logró su propósito con su mejor gama de figuras arriesgadas y de gran estética.

Además de la portentosa actuación de los genios del motor, otra gran estrella surgió en el cielo palmesano, no era otro que Beatmaster G, uno de los mejores beatboxers del mundo que dejó realmente alucinado al público, que llenó las gradas del Coliseo Balear.