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Del ramillete de jóvenes que han llegado este verano a Son Moix para rebajar la media de edad del Mallorca, Mario Suárez Mata (Madrid, 1987) se lleva la palma. A sus 21 años, el centrocampista de formación colchonera es el tercer futbolista de menor edad de la plantilla (por detrás de Martí Crespí y Óscar Trejo), pero también uno de los más hambrientos.

Mario nació Alcobendas y comenzó a jugar allí de pequeño, hasta que se fue al Atlético siendo todavía un alevín (1999). En la cantera rojiblanca lo aprendió casi todo y fue subiendo escalones a un ritmo vertiginoso, al mismo tiempo que se distinguía como uno de los jugadores más brillantes de su segmento. Se acostumbró desde la adolescencia a vestir la camiseta de la selección española y ha saboreado el lujo de participar en un Mundial sub'20 (hace un par de años en Canadá), aunque su mayor logro internacional es el Campeonato de Europa sub'19 que conquistó recientemente en Polonia junto a Juan Mata, Bueno, Piqué o Javi García.

Su travesía por la élite es relativamente reciente. Debutó con el argentino Carlos Bianchi jugando cuatro minutos en el Sánchez Pizjuán (noviembre de 2005) y esa misma temporada ya disputó otros tres encuentros con la primera plantilla, dos de ellos como titular.

En la 2006-07 hizo el petate para jugar cedido en el Valladolid y tras certificar el ascenso pucelano regresó de nuevo al Calderón, que le obligó a aceptar una nueva cesión, en este caso al Celta de Vigo. En Balaídos redactó una gran primera vuelta en la que actuó como fijo en las alineaciones de López Caro. Después se vio perjudicado por los cambios de técnico y perdió cierto protagonismo.

Hace sólo unas semanas se distanció definitivamente del Atlético de Madrid para comprometerse con el Mallorca, que pagó 800.000 por sus servicios, hasta el 30 de junio de 2012.

En Son Moix espera aprovechar los galones que le entregará el técnico en la sala de máquinas para cumplir el sueño que arrastra desde la infancia: triunfar en Primera División.

Mario se autodefine como un tipo «muy tranquilo» y sin grandes aficiones al que le gusta estar con los amigos, ir al cine o jugar a la consola. Y como un enamorado de Mallorca. Ha veraneado tres años en Porto Petro, donde reside un buen amigo suyo, y conoce también la zona de la Colonia de Sant Jordi o Es Trenc, además de «los puntos más típicos de Palma».

Todavía no ha encontrado domicilio en Ciutat, pero su hermano, que le acompañará durante sus primeros días en la capital balear, le ayudará a hacerlo en cuanto regrese de Kössen. Hasta entonces, mata como puede el tiempo libre de la concentración y brilla especialmente en las pruebas físicas, donde sólo Dorado ha conseguido eclipsarle.