La ambición de Rudy Fernández fue el estímulo que necesitó España para recuperar su identidad y abrir con victoria el torneo olímpico y el mandato de Aíto (81-66) ante una Grecia que fue menos temible de lo esperado, y que acabó sucumbiendo ante la asfixiante defensa esgrimida por los campeones del mundo y su potente rotación. Tantos argumentos pone sobre la mesa España, que ayer todos dispusieron de su cuota de protagonismo y, a excepción de Raúl López, la totalidad de los integrantes del equipo nacional anotaron. Tal fue el derroche, que Pau Gasol puso fin a una sana costumbre y de inicio se quedó en el banquillo. Una directa declaración de intenciones de un grupo que cuando pisó el acelerador y corrió, desarboló a los helenos, aferrados a su extrema presión y huérfanos de un irreconocible Palaloukas y del criterio suficiente como para aprovechar el bache de los españoles en los dos primeros capítulos de un partido con final feliz.
Pekín´08 / Baloncesto
Sensacional Rudy
El empuje del mallorquín rescata a un equipo desconocido hasta el tercer cuarto y da forma a una contundente victoria ante Grecia
11/08/08 0:00
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