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De la euforia de El Sardinero a la depresión del ONO Estadi. En sólo siete días, el Mallorca ha pasado de recoger todo tipo de elogios a estrellarse de lleno con el único representante de la Liga que se introducía en la jornada con los bolsillos vacíos. Quizá por eso, los jugadores del conjunto rojillo levantaron el pie del acelerador y se dejaron llevar. El resultado lo dice todo: 0-2.

Llegaba el conjunto balear a la sexta entrega de la competición con la posibilidad de igualar el segundo mejor arranque de campaña en sus 92 años de historia, aquel que firmó Héctor Cúper hace ahora diez años (temporada 1997-98). Sin embargo, todo se fue al traste en un par de acciones malditas y el Sporting, que llevaba casi dos meses recibiendo golpes, le ganó justamente una partida que escondía varias trampas.

Casi nadie esperaba el tropiezo. De hecho, todo parecía preparado para la fiesta, para que el equipo se fuera a dormir con once puntos en el zurrón y rebasara el próximo parón del torneo (la Liga se detiene hasta el 29 de octubre para atender los compromisos de las selecciones nacionales) sin ninguna preocupación en la mente. Pero algo falló. El equipo concentró en una única función sus peores momentos del curso y reanimó a los asturianos, que han cobrado vida tras su excursión a la Isla.

Pese al fracaso, la situación del Mallorca sigue siendo plácida. Los bermellones continúan empotrados entre la clase media del campeonato gracias a los ocho puntos obtenidos en las jornadas anteriores y tienen más lejos el descenso (4 puntos) que las puertas de Europa (3). Además, basta con echar un vistazo al pasado más reciente para mantener el optimismo. En el curso 2007-08 y en el anterior el Mallorca cruzaba esta línea con los mismos puntos que amontona ahora y al final, acabó metiendo la cabeza entre los mejores, peleando incluso por Europa.

Ahora la plantilla y el cuerpo técnico tendrán quince días para reflexionar, para ver una y otra vez lo que pasó ayer en Son Moix, para incidir en los errores más característicos y arrancarlos de la rutina del grupo porque a partir de ahí, emergerá otro de los tramos más accidentados del ejercicio.