Los jugadores de la selección acuden a felicitar a Puyol tras anotar el tercer gol. Foto: CARLOS CÁRDENAS

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Roberto Morales|TALLIN
La selección española logró su tercer triunfo en su caminar al Mundial 2010, goleando a medio gas a la humilde Estonia, que puso la agresividad y la ilusión, en un duelo decantado por la abismal diferencia de calidad, en el que Iker Casillas batió récords de imbatibilidad.

El fútbol actual no entiende de relajaciones. Ni cuando el número 1 del ránking FIFA se mide al 137. Ni cuando la campeona de Europa visita un país sin historia futbolística, donde se tuvo que poner el mono de trabajo unos minutos para resolver un enfrentamiento desnivelado.

La motivación era la principal preocupación de Vicente Del Bosque. Concienciar a sus jugadores que debían ir al choque, igualar el alto listón de ilusión que genera el nuevo caché de la 'roja'. Da motivación extra al rival, por menor que sea, aunque su modesto estadio, digno de la Segunda B española, ni siquiera se llenase con la llegada del brillante campeón del Viejo Continente.

Los primeros minutos dejaron claro el panorama. España debía bajar al fango para conquistar el triunfo. Estonia iba al límite en cada balón, con excesiva bravura.

Del Bosque concedió descanso a Marcos Senna y entregó el mando del equipo a Xabi Alonso. Desde el estreno del nuevo seleccionador, con dos goles en Dinamarca, sus apariciones eran estelares. Barruntaba la titularidad y le llegó en el día más ingrato. Le costó poner orden en un corre calles en el que España debía imponer el toque en un campo con césped alto y rápido por la lluvia.

Comenzó tan desdibujada la 'roja' que Estonia, cuyos aficionados se conformaban con ovacionar cada vez que pasaban el centro del campo, se encontró con una ocasión inmejorable. Un fuera de juego mal tirado por Ramos, dejó sólo a Voskoboinikov ante Casillas, brillante en el mano a mano, emulando a un meta argentino en su aguante y la posición, clavando rodilla sobre el césped (m.14).

Era el aviso que necesitaba España. La bofetada para despertar. Comenzó agarrándose a la verticalidad de Cazorla, el más enchufado de un inicio para olvidar, pero los disparos de Fernando Torres, que regresaba, y Villa eran precipitados. No buscaban la mejor opción.

España fue creciendo a base del criterio de Xavi. Iniesta comenzó a desequilibrar en el costado izquierdo y una acción a balón parado rompió la igualada. El balón medido de Xavi fue rematado de cabeza por Juanito a la red (min. 34). Oportunidad aprovechada para el central titular ante las molestias de Raúl Albiol y la falta de ritmo de Marchena.

Adueñándose de la posesión y con toda Estonia defendiendo por detrás del balón, las ocasiones comenzaron a sucederse. Tres minutos después del gol, un mal despeje de Puyol llegó a las botas de Villa pegado al costado derecho y su pase medido a Torres acabó en penalti, al ser derribado cuando iba a marcar. Villa no falló la pena máxima y ya es el sexto goleador de la historia de España, con 22 tantos, a uno de la leyenda Alfredo Di Stéfano.

Fueron los mejores momentos de España ante un rival desfondado. Dio tiempo a que Xavi perdonase el tercero, sólo ante Londak. El triunfo estaba asegurado. En la segunda parte era hora de repartir esfuerzos e inevitablemente pensar en inminentes compromisos. Del Bosque retiró a Ramos, 'tocado' en sus abductores y se iniciaron fases de desajustes defensivos.