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M.A. «Escuché que la pierna crujía, el ruido fue tan fuerte que lo escucharon también mis compañeros y hasta alguno del banquillo. Fue terrible». Así se manifestaba Dani Camacho, el jugador del Santanyí que este pasado fin de semana protagonizó una de las primeras lesiones graves de la temporada en el transcurrir del partido que su equipo jugó ante el Ferriolense en Son Ferriol. Sufre una fisura en el peroné que le mantendrá dos meses KO.

Pudo ser peor. El primer diagnóstico, el que uno mismo se hace sobre el terreno de juego, parecía indicar que había rotura parcial de la tibia y peroné. Ayer las pruebas confirmaron que se trata sólo de una fisura. Transcurría el minuto 70 y Camacho recuerda lo sucedido: «Presioné un balón y noté que la pierna se quedaba atrás, ahí escuché un ruido, un crujido, fue un ruido muy fuerte y creí que se había roto todo, sentí mucho dolor, un dolor inmenso», comentaba Dani. Pero ahí no acabó todo. Había que evacuarle del campo y surgieron los problemas. «No quería moverme del terreno de juego hasta que llegara la ambulancia, tenía tanto dolor que ni quería que me tocaran la espinillera. La ambulancia no llegaba y me llevaron en camilla hasta la acera de la calle. Fue muy duro porque, aunque los que me llevaban iban con cuidado, siempre había movimiento y no podía más de dolor», recordaba el futbolista. Al final se depositó la camilla sobre la acera del campo de Son Ferriol a la espera de que llegara la ambulancia. «Fueron los quince minutos más largos de mi vida, además fue una situación muy difícil, sentía mucho dolor, estaba ahí mi familia y no sabía qué tenía en la rodilla, sólo sabía que me dolía mucho», explicaba Dani Camacho. El futbolista, que ha jugado en el Celta B, Leganés y Mallorca B, tenía ahora la oportunidad de irse al Atlètic Balears, pero eso tendrá que esperar. «En Santanyí estoy muy bien, me han tratado de maravilla y sólo pienso en recuperarme y volver a jugar allí».