Rafael Nadal, con semblante serio, abandona la pista. Foto: SUSANA VERA

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Miguel LuengoMADRID

El francés Gilles Simon, un especialista en salvar bolas de partido, venció a Rafael Nadal por 3-6, 7-5 y 7-6 (6) de forma agónica en tres horas y 22 minutos, y luchará esta tarde (16.00 horas) contra el británico Andy Murray, verdugo del suizo Roger Federer en la final del Mutua Madrileña Masters Madrid.

Con el ciclista español Alberto Contador en la pista entre sus incondicionales aficionados, Nadal no pudo alcanzar por segunda vez la final de la capital española (2005), y eso que dispuso de 4-2 y saque en el tercer set. Salió a la cancha gracias a los cuidados de su fisioterapeuta Rafael Maymó, que trabajó a destajo su hombro izquierdo, pero se encontró con una roca llamada Simon, un hombre que para llegar a la final ha levantado seis bolas de partido.

Simon ha dejado constancia de su voluntad al superar seis puntos de K.O. técnico en dos duelos, cuatro contra el ruso Igor Andreev en primera ronda, y dos contra el estadounidense Robbie Ginepri, en la tercera.

Nadal llegó al partido sumando 80 victorias esta temporada, algo que sólo tres jugadores han logrado desde el 2000, y soñaba con regresar a la final de Madrid, un torneo que ganó en 2005 al vencer en un épico partido al croata Ivan Ljubicic, pero desperdició demasiadas ocasiones, y sólo convirtió dos puntos de rotura de los 22 que dispuso, y eso lo pagó caro.

Se medirá Simon con un jugador «convertido ya en hombre», como definió el suizo Roger Federer a su verdugo de ayer, el escocés Andy Murray, que con 14 saques directos se impuso por 3-6, 6-3 y 7-5 en una hora y 56 minutos, vengando la derrota que el de Basilea le infligió en la final del Abierto de Estados Unidos hace tan sólo un mes.

Gilles Simon, entrenado por su compatriota, el ex jugador Thierry Tulasne, se mostró como lo que es, un jugador peligroso, inasequible a la derrota hasta el final. Vestido siempre de amarillo esta semana, ha sido capaz de vencer a Federer en la segunda ronda de Toronto este año y de doblegar a Novak Djokovic en la segunda de Marsella, y ante el de Manacor esgrimió de nuevo sus armas, haciéndose con el segundo set después de salvar siete puntos de rotura. En el interminable segundo juego del tercer set Nadal comprobó cuán reacio a aceptar la derrota es Simon. El español desperdició seis oportunidades para quebrarle y sólo hasta el sexto (4-2) pudo romperle y derrumbar la resistencia del francés. Pero esa ventaja se diluyó en el siguiente con rotura del francés.

Físicamente desgastados (sólo hubo cinco saques directos en el partido, y entre los dos) por los duros intercambios, se llegó al desempate, y Simon fue el más regular en el tramo final del partido cuando el cansancio hacía mella en los dos. Nadal salvó una primera bola de partido, pero no la segunda, con un revés largo que se fue fuera por poco, y el punto se resolvió cuando el juez de silla, el brasileño Carlos Bernardez consultó el Ojo de Halcón, cuando a los dos jugadores ya no les quedaban más reclamaciones.

Ha ganado Simon esta sesión tres de sus cinco torneos, Bucarest, Indianapolis y Casablanca, y en Madrid había dado pruebas de su paciencia en su partido anterior contra el croata Ivo Karlovic, ante el que encajó 27 saques directos.