En el último Másters Series de la mejor temporada del mallorquín, la de su ascenso al número uno del mundo, el físico le obligó a abdicar. Fue una lesión nueva, «un pinchazo agudo en la rodilla que no te deja tomar impulso», dijo.
La de ayer fue la cuarta ocasión en la que Rafael Nadal dejaba un partido a medias en sus 412 encuentros de nivel ATP. Se despidió en la primera ronda del torneo de Auckland ante Hrbaty en 2005; dijo adiós de forma prematura en los cuartos del torneo de Queen's frente a Hewitt en 2006 y en 2007 no concluyó sus encuentros de primera ronda en Sydney ante Guccione y el de segunda ronda frente a Juan Mónaco en Cincinnati. Anteriormente, en 2004, causó baja en el torneo de Estoril tras doblegar a Richard Gasquet en los cuartos de final y no salir a la pista para jugar las semifinales.
«No creo que sea nada grave», aseguró el mallorquín, que se someterá en los próximos días a exámenes para conocer el alcance de la lesión. «No voy a hacer locuras», indicó Nadal, que no arriesgará ni ir a Shanghai ni a la final de la Copa Davis, en caso de que la lesión sea más importante de lo que parece.
«No me limita al cien por cien», aseguró el balear, que pese a que sufría los problemas antes del partido contra Davydenko, aguantó 47 minutos, el tiempo de regalar un set a los espectadores. Aunque no fue un set normal. El ruso se paseó ante un rival muy limitado.
Un juego pudo ganar Nadal y el resto fue todo para el ruso. El masajista le atendió cuando el marcador reflejaba 4-1. Aguantó dos juegos más y se marchó entre silbidos. El mallorquín dijo que comprendía al público francés que le silbó cuando abandonaba el estadio: «Entiendo que estén decepcionados porque habían pagado una entrada para ver un partido. Pero deben entender que en esa circunstancia el más dolido era yo. Estaba más decepcionado que ellos», aseguró.
A Nadal la lesión le llega tras una larga temporada y cuando todavía tiene por delante dos retos. El primero, la Copa Máster de Shangai, aparece algo incierta, pese a que el mallorquín confía en disputarla.
Nadal criticó el cargado calendario de la ATP, al que responsabilizó de los problemas físicos de los tenistas en este final de temporada.
Su salida y la de Federer deja al torneo algo huérfano. El suizo se resintió de problemas en la espalda y aseguró que, de no jugar al cien por cien, prefería no saltar al campo. Y no lo hizo. Por primera vez en su carrera abandonaba un torneo que había comenzado. Tampoco cree que peligre su participación en Shanghai.
Davydenko es ahora el capo del torneo gracias a su cartel de sexto cabeza de serie, pero ante sí tiene al defensor del título, el argentino David Nalbandian, que se impuso con autoridad al cuarto favorito, el escocés Andy Murray por 7-6 (3) y 6-3. El cordobés muestra el mismo nivel de forma de hace un año, cuando ganó en Madrid y en París.
El que también puede ir a Shanghai es Blake. Con un partido menos que sus rivales, el que debía disputar contra Federer, el estadounidense se presenta ahora como un rival temible para optar al último Masters Series del curso y apurar sus opciones de estar en la cita de maestros de final del año.
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