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Definitivamente, el ViveMenorca se ha quitado la careta. Apenas un par de partidos ante rivales de idéntico pelaje han bastado para descubrir que este proyecto tiene grietas. Y muchas. La estampa de Boisa lanzando tiros que no tocaban el aro, de Eley desquiciado enfrentándose al segundo entrenador en el banquillo, o de Pooh desafiando a Valters en el último minuto del encuentro, delatan que algo no funciona. Era Fuenlabrada una plaza propicia para edificar una reacción, pero nada más lejos de la realidad. El Menorca fue capaz de arrojar 18 puntos en un segundo cuarto que acabó siendo una broma de mal gusto, y eso demuestra que es material frágil. Las victorias no llegan y el ViveMenorca ha vuelto a meterse en la tradicional dinámica de caída libre (91-80).

El Menorca salió con el vigor habitual, abrochando su defensa y con Bazdaric exhibiendo su muñeca en ataque. Pese a que Eley tenía problemas para detener al gigante Ramos y a que Valters se iba conectando al partido, el grupo de Casas demarró bien pronto (8-15). Guil tuvo que parar el encuentro y el escenario varió, porque irrumpió Oleson. El ViveMenorca encontró a Jesús Fernández -anotó 6 puntos en ristra- y con eso le alcanzó para cerrar el primer parcial en ventaja (19-23). El segundo cuarto fue esquizofrénico. Convertido en un concurso de triples, el que más cómodo se sintió danzando desde el exterior fue Marc Fernández, que anotó tres consecutivos. El imberbe alero del Menorca construyó un parcial galáctico de 0-18 que parecía rajar la cita (19-37), pero el Fuenlabrada se activó. Gracias a Oleson, que ofreció una magistral sesión de tiro. El escolta del Alta Gestión hizo trizas en apenas cuatro minutos el buen arranque de los isleños (42-44, descanso).