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Siete meses y catorce partidos después, reapareció Juan Arango. El venezolano, que llevaba toda la temporada en el anonimato, salió al fin de la cueva para asumir su cuota de responsabilidad y sacar del atasco al Mallorca cuando más apretaba el Athletic. Desafortunadamente, dos despistes defensivos arruinaron la jornada y, además de provocar la fuga de dos puntos, empañaron la llamativa actuación del caribeño.

Echaba en falta el público del ONO estadi los zurdazos del internacional vinotinto. Pese a que la Liga está a punto de cubrir el primer tercio del calendario, Arango apenas había generado buenas noticias. Ni un regate destacable, ni uno de sus característicos lanzamiento de falta, ni nada que se le pareciera. Al margen de algún que otro saque de esquina bien ejecutado, el '18' mallorquinista no había dejado sobre el tapete nada interesante. Su frialdad habitual había desembocado en un alarmante estado de forma y el público de Son Moix empezaba a desesperarse. Sólo Manzano mantenía la confianza en su rango de estrella. Hasta llegar al partido ayer, era uno de los cuatro únicos miembros de la plantilla que habían participado en todas las jornadas (en siete de ellas lo hizo como titular y en dos saliendo desde el banquillo) y era el quinto futbolista del grupo en cuanto a minutos acumulados por detrás de Moyà, Martí, Corrales y Josemi. Pero seguía apagado. Contra el Athletic empezó a circular sobre esos mismos raíles, pero cuando peor pintaba la función, cuando más le necesitaban sus compañeros, emergió para encender la luz y aproximar al Mallorca a una victoria que al final no llegó a concretarse.

La última vez que Arango había festejado un tanto vestido de rojinegro fue el pasado 20 de abril, en la Nueva Condomina. Era la trigésimo tercera jornada de la temporada anterior y el venezolano se sumaba a la fiesta de Dani Güiza (el jerezano cogió ese día el liderato en la tabla de goleadores gracias a un hat-trick) para darle volumen a una victoria estratosférica que condenaba al Murcia (1-4).