Con drama en la pista donde ambos jugadores estuvieron atenazados, con sufrimiento en el piso donde Acasuso acabó con problemas abdominales, España sumó su tercer título en esta competición al vencer Verdasco por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1 en tres horas y 56 minutos.
Sin Rafael Nadal en el equipo, rompiendo los pronósticos que daban a Argentina como favorita después de 13 eliminatorias invicta en casa y diez años de ser grande, España se hizo con el tercer título después de los logrados en 2000 contra Australia en Barcelona y en 2004 en Sevilla contra Estados Unidos.
Desde que Croacia ganó el título en 2005 en Bratislava a Eslovaquia por 3-2, nadie había osado vencer como visitante. España lo ha logrado con una formación nueva en la que Feliciano López es el único superviviente del equipo que disputó y perdió la ensaladera contra Australia en la final de Melbourne en 2003.
El zurdo madrileño Fernando Verdasco, 16 del mundo, fue el elegido por Emilio Sánchez para sustituir a David Ferrer en un partido de vital trascendencia. Y a pesar de sus nervios, de jugar prácticamente agarrotado dos sets y medio, supo templar sus emociones, abstraerse de la atmósfera ambiental y sacar adelante el partido más complicado de su vida.
Los casi 9.500 aficionados argentinos recibieron a Verdasco con tambores de guerra. Tronando más que en los días anteriores, dejándose las gargantas en un grito común a favor del jugador de Misiones, y de su amada Argentina. Era la última esperanza para llegar al quinto encuentro y forzar un milagro que parecía lejano desde que los españoles ganaron el doble el sábado.
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