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Miquel Alzamora

Cada temporada hay un partido señalado en rojo en el calendario y cuya importancia puede incluso ir más allá del valor numérico que supone ganar o no los tres puntos en juego. El de hoy es uno de esos. Los tres puntos tranquilizarán el entorno, oxigenarán al equipo y romperán una estadística que indica que el mes dediciembre es un período fatal para el Mallorca de Manzano. Pocas veces una victoria significa tanto.

Sumergido en una situación institucional tan inestable como incierta, el Mallorca asiste a la función tras cerrar un noviembre negro donde las victorias han brillado por su ausencia y donde las incógnitas en torno al rendimiento del equipo no sólo se mantienen sino que han aumentado tras la derrota hace una semana en Pucela.

Excesivamente volcado en el vagón de cola, los de Manzano pretenden salir de ahí a costa de un Recreativo que es colista de Primera y con unos números que indican que todo lo que no sea ganar hoy será un tropezón imperdonable. Una sola victoria y cuatro empates es el mísero bagaje de un equipo en permanente estado de crisis de resultados y sin haber hallado un patrón de juego estable.

Sin embargo, en la Isla hay verdadero pánico a pronunciar la palabra colista. Aquí jugó el Sporting cuando era farolillo rojo y resucitó. Después tocó rendir visita al Betis que una semana después ocupaba la última posición. También ganó y también aprovechó la circunstancia para toma impulso. El equipo de Manzano ha dado vida a dos equipos hundidos y ahora no quiere hacer lo mismo. El último precedente entre ambos equipos invita al optimismo. Los mallorquinistas ganaron por siete goles a uno en una actuación local soberbia y donde despedazaron a un 'Recre' que no causó ningún tipo de problema a los baleares. No se prevé el mismo partido, pero nadie en la Isla piensa en otro resultado que no sea la victoria.

El vestuario intenta aparentemente aislarse de las noticias que rodean a la entidad y como se encargó de recordar esta semana Pierre Webó, el club ha recomendado a sus jugadores no leer la prensa. Al no echar un vistazo a los medios se tiene una visión muy simétrica de la realidad, sin que se permita que nada ni nadie desvíe el punto de mira. Así pues hay que interpretar que el plantel se ha centrado en el trabajo de campo sin estar expuesto a ningún tipo de ruido externo. Hoy se verá. Como también se verá si la afición responde en uno de los primeros momentos difíciles de la temporada. Antes de finalizar el año restarán dos partidos más -Getafe y Sevilla- y después se llegará a la etapa alpina con enfrentamientos consecutivos y directos contra los grandes de la Liga. Precisamente por eso, Manzano quiere que su equipo amarre cuantos puntos mejor para poder permitirse más de un resbalón en uno de los arranques de año más duros que se recuerdan.

El equipo deportivamente da siempre una primera sensación positiva, lo hizo incluso en Valladolid, pero el problema es el bajón que sufre a medida que van pasando los minutos. No se trata de un bajón físico, tiene más que ver con mantener un plan futbolístico que apunta maneras, pero que se queda sin fuelle. Es casi más anímico que otra cosa y ahí el entrenador ha trabajado de forma especial estos días. Ahora todo está en manos del grupo, en manos de los futbolistas. No leen periódicos. No hace falta. Lo que importa es que hablen en el campo. Es su momento.