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El ViveMenorca liquidó su dinámica perdedora lejos de la Isla y se apuntó un triunfo que, por la forma, se asemejó en muchos sentidos al obtenido 20 meses atrás en idéntico escenario. Illumbe volvió a ejercer de talismán para los de Ricard Casas. Aunque en esta oportunidad el éxito no trasciende hasta el punto de acercar una permanencia, tal y como sucedió en abril de 2007, la celebración del grupo isleño adquirió visos similares. A nadie escapa que en el futuro sí puede tener su incidencia el resultado cosechado ayer en Donostia (73-74).

Pudo romper el partido el Menorca en el segundo cuarto... y pudo perderlo a mediados del último. Dentro de la fluctuación en que se movió el partido, sobresalió el espíritu colectivo isleño, básico para estrenar la hoja de victorias fuera de Bintaufa. Eso, y la clase de Jeter, que no por reiterativa, la excelente actuación del americano debe ser menos valorada. El Menorca volvió a emplazar la suerte del partido a su calidad, y los beneficios fueron obvios.

A golpe de triple nació el encuentro, sacando ventaja el Menorca del mutuo intercambio desde la línea exterior. Los hombres de Casas cerraron el primer parcial con un brillante 5/6 desde los 6.25; considerando que la primera canasta de 2 se demoró en más de 5 minutos respecto al salto inicial, resulta sencillo advertir el por qué del cómodo 13-26 con el que el conjunto balear alcanzó el final del primer cuarto. La volátil defensa local y el desacierto de un apagado Lou Roe también cooperaron a ello, hasta el punto de que tuvo que ser Doblas quién, con seis puntos consecutivos, mantuviera a los suyos en el partido.