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Albert Orfila / Carlos Montes de Oca Llorenç Serra Ferrer. Es el as que aparece bajo la manga del Real Mallorca en caso de que decida destituir a Gregorio Manzano y cambiar el inquilino del banquillo. La maniobra que maneja un sector del consejo de Son Moix es similar a la operación que realizó hace cuatro años con Mateu Alemany en la presidencia. Entonces, la entidad optó por destituir a Benito Floro -el equipo era penúltimo con 8 puntos tras la octava jornada- y repescar a Héctor Cúper. Fue un golpe de efecto deportivo y, fundamentalmente, anímico para una afición entregada que también había expresado su malestar en forma de pañolada. El equipo logró la permanencia in extremis por el desastroso final de temporada del Levante.

Ahora, la situación reúne aspectos similares. Aunque los rectores de la SAD balear no consideran a Gregorio Manzano como el culpable de todo, una facción del consejo de administración se inclina por contratar a Serra Ferrer como antídoto contra la crisis.

El técnico de Bailén, que tiene firmado lo que resta de temporada y otra más, no acaba de encontrar la fórmula para levantar el ánimo de la caseta. Desde el club aprecian síntomas de debilidad en un equipo que se ha desinflado de forma alarmante. El equipo no gana desde el pasado 26 de octubre, ha perdido con tres colistas -Sporting, Betis y Recreativo- y la defensa es un coladero, recibiendo al menos dos goles en los seis últimos encuentros, de los que apenas ha sumado dos de los 18 puntos en juego.