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Fernando Fernández Gemma Mengual y compañía tienen el relevo garantizado. Tras el Mundial de Roma, la natación sincronizada española abrirá una nueva etapa con muchos rostros jóvenes dentro de un equipo acostumbrado a bañarse en oro. Y una de las líderes de la generación venidera está llamada a protagonizar más páginas de gloria para el deporte mallorquín. Margalida Crespí Jaume (Palma, 1980) ha visto recompensada su trayectoria desde las categorías inferiores con un brillante currículo en júniors (tercera en el Europeo y quinta del Mundial en dúo, junto a Ona Carbonell) y un salto a la selección absoluta que invita a soñar. El doble oro en el Trofeo FINA de Madrid -equipo y combo- y la confianza de Anna Tarrés son su mejor carta de presentación, y Londres 2012 es el gran reto a medio plazo. «Veía por la tele la competición de Pekín, y me sentía orgullosa de haber trabajado con ellas, pero ahora tenemos la misión de recoger el testigo, y nos han dejado el listón muy alto», comenta la nadadora del Mediterránea, que actualmente compagina en Barcelona sus estudios de Administración y Dirección de Empresas con unos exigentes entrenamientos. Crespí destaca la calidad humana y deportiva del equipo, en especial de Gemma Mengual, «que siempre tiene un buen consejo a mano», y tiene como misión asentarse en la selección absoluta tras muchos meses de trabajo conjunto. «En el agua, todas somos una y eso hace que la responsabilidad sea mayor», recalca Crespí, quien tiene un sueño muy claro. «Me gustaría participar en uno o dos Juegos Olímpicos, pero queda camino, no es fácil y nuestro deporte te exige siempre estar al máximo nivel», explica la deportista, que lamenta los problemas de instalaciones ocasionados por el tornado que asoló Ciutat en octubre de 2007.

Tras comenzar gracias a una vecina que practicaba esta modalidad, con apenas seis años, Margalida Crespí puede presumir de compartir el día a día con un grupo que ha hecho historia para el deporte español. Ahora le toca a ella prolongar el gran momento de la sincronizada y hacerse un hueco dentro de la leyenda.