De hoy ya no puede pasar. El Mallorca cortará esta tarde la cinta que inaugura la segunda vuelta del campeonato después de agotar el catálogo de excusas en tres meses infernales. Con el fango hasta las rodillas y las alarmas sonando desde finales de octubre, los baleares están forzados a ganar. Por muchas razones. Tras once jornadas sin hacerlo, su margen de maniobra se ha evaporado y el riesgo de descolgarse resulta cada vez más obvio. Sobre todo, porque el empate que recogió anoche el Osasuna en Villarreal (1-1) le hunde en el último puesto de la Liga. Además, hoy desfilará por Son Moix otra de las superpotencias de la Liga. En este caso el elegido es el Valencia, un equipo abarrotado de recursos que ha hecho del domicilio isleño su escenario preferido. (ONO Estadi, PPV, 17.00 horas).
La ansiedad que ha desatado la situación de los rojillos en la clasificación amenaza con aplazar otra semana el reencuentro con los buenos resultados, reservados únicamente a la Copa del Rey. Así lo reconoció Manzano en su última radiografía del grupo y aunque ha intentado erradicarla por todos los medios, parece que sólo los números (ahora mismo acredita los peores de la última década) pueden hacerlo. De momento, ya es el equipo que lleva más tiempo sin celebrar un triunfo y hasta que no se desprenda de ese lastre no podrá levantar la mirada.
El oasis copero ha suavizado el pesimismo que afloró tras caer en Villarreal (2-0), aunque hoy todo será diferente. El club, revitalizado desde la llegada al palco de Mateu Alemany, ha recurrido a técnicas pretéritas para asegurarse la complicidad de la grada y ganar la «final» que se le presenta. Todo está a punto para agarrarse a la esperanza, aunque es probable que otro resbalón arruine el trabajo de los últimos días y que el divorcio entre el campo y la grada se agudice.
Manzano, que ha estudiado muy bien sus rotaciones para evitar que determinados futbolistas acumulen más kilómetros de los necesarios, volverá a apostar por sus hombres más eficientes, aunque las bajas siguen condicionando sus planteamientos. Ramis no entró ayer en la convocatoria después de que se intensificaran los problemas que sufrió ante el Betis y su salida propiciará la vuelta de David Navarro. El del Puerto de Sagunto (cedido por el conjunto valencianista) se perdió el encuentro de la primera vuelta por una cláusula que le impedía actuar en Mestalla, pero esta tarde lo hará junto a Nunes. Suya será la responsabilidad de asfixiar al ataque de los levantinos, algo debilitado por la baja de David Villa. Por delante de la defensa lo más destacado será la reaparición de Aduriz tras su descanso copero y la presencia de Arango, que está obligado a levantarse para tirar del equipo y transformar en aplausos los silbidos que recibió tras ser sustituído hace quince días frente al Madrid.
El Valencia llegó ayer a Palma con la intención de truncar su racha adversa como visitante y alzar los brazos tras una serie de cuatro partidos como foráneo en la que ha logrado un empate y tres derrotas. Para tratar de conseguir la victoria, su técnico Unai Emery no cuenta con todos sus efectivos, ya que Villa y Joaquín no han podido entrar en la convocatoria por lesión, mientras que Manuel Fernandes se quedaba fuera del equipo por sanción. Estas ausencias se unen a las de larga duración de Alexis y Renan y a los descartes técnicos de Curro Torres y el portugués Hugo Viana. En el capítulo de altas, en cambio, destaca la entrada en la convocatoria del guardameta César Sánchez y del joven lateral brasileño Tiago Carleto.
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